En una declaración cargada de teorías conspirativas, nombres cruzados y relatos difíciles de seguir, Ariel García Furfaro intentó despegarse del escándalo que conmociona al país. El dueño de los laboratorios investigados por la distribución de fentanilo contaminado, que provocó la muerte de al menos 96 pacientes, declaró durante seis horas ante el juez federal Ernesto Kreplak y negó toda responsabilidad.
Furfaro, al frente de HLB Pharma Group y Laboratorios Ramallo, afirmó que está siendo víctima de una “operación” política, mediática y empresarial. Dijo que lo quieren “hacer quedar como un narco” y culpó a un ex empleado, Andrés Quinteros, de haber introducido deliberadamente las bacterias detectadas en los lotes de fentanilo.
Según su relato, Quinteros —a quien describió como un exconcejal peronista con contactos políticos— tenía una “obsesión con el fentanilo” y habría intentado robar ampollas de morfina, amenazarlo y hasta manipular medicamentos desde un departamento que él mismo le prestó. Aseguró tener grabaciones y testigos que lo respaldan.
También explicó que los responsables técnicos de sus laboratorios eran personas capacitadas y que él no intervenía en la producción. Se justificó por haber puesto como autoridades legales a personas sin experiencia en el rubro, como un jubilado y un mecánico, diciendo que fue por cuestiones personales y de confianza.
Furfaro insistió en que la ANMAT tenía que haber detectado antes los problemas y sostuvo que la contaminación no pudo haber ocurrido dentro del laboratorio sin intervención externa. “Estoy fundido, perdí todo, pero quiero que se sepa la verdad”, afirmó.
La causa sigue avanzando con múltiples imputaciones y evidencia en análisis. En Salta y otras provincias, el caso encendió alarmas en hospitales y farmacias, donde se extremaron los controles sobre medicamentos de uso hospitalario. La justicia federal busca determinar si se trató de un acto intencional o de una cadena de negligencias fatales. Mientras tanto, García Furfaro continúa en el centro de la escena, sosteniendo una versión que, por ahora, no logra convencer a los investigadores.