El fuerte temporal que golpeó a la provincia de Corrientes en las últimas horas generó una situación de emergencia en varias localidades, con más de 300 personas evacuadas y amplias zonas bajo el agua. Las lluvias intensas, que superaron ampliamente los registros habituales para esta época del año, provocaron desbordes, calles intransitables y daños en viviendas, profundizando un escenario que ya venía siendo delicado por precipitaciones previas.
Una de las áreas más afectadas fue San Luis del Palmar, donde en apenas 48 horas se acumularon cerca de 400 milímetros de lluvia. La magnitud del fenómeno climático desbordó riachos y sistemas de drenaje, obligando a la evacuación de al menos 351 personas. Muchas familias tuvieron que abandonar sus casas de manera urgente ante el rápido avance del agua, mientras que otras optaron por autoevacuarse y refugiarse en viviendas de familiares o zonas más altas.
La intensidad de las precipitaciones sorprendió incluso a quienes ya venían siguiendo de cerca la evolución del clima. Aunque durante algunas horas se registraron mejoras temporarias, las lluvias regresaron con fuerza, agravando la situación y dificultando las tareas de asistencia. El agua avanzó sobre barrios enteros, afectó caminos rurales y complicó la circulación dentro de las localidades, con calles completamente anegadas.
Ante este panorama, se habilitaron 12 centros de evacuación para alojar a unas 73 familias, mientras que al menos otras 45 se desplazaron por sus propios medios. En estos espacios se brinda contención básica, alimentación y atención sanitaria, en un contexto marcado por la incertidumbre sobre la evolución del clima en los próximos días.
La emergencia activó un operativo conjunto de distintas fuerzas y organismos, que trabajan en la asistencia a los damnificados y en el control de rutas afectadas por el agua. Personal de Gendarmería Nacional, junto a Prefectura, Policía Federal y equipos provinciales, participa en tareas de prevención, rescate y apoyo logístico, especialmente en zonas donde el acceso se volvió complejo.
Este nuevo episodio de inundaciones se suma a una seguidilla de temporales que vienen castigando a Corrientes desde hace varias semanas. Hace poco más de un mes, algunas de las localidades afectadas ya habían atravesado una crecida importante, aunque de menor magnitud. En esta oportunidad, la cantidad de lluvia caída en tan corto período superó todas las previsiones y dejó en evidencia la vulnerabilidad de ciertas zonas frente a eventos climáticos extremos.
Días atrás, otro fuerte temporal ya había provocado inundaciones en distintos puntos de la provincia, con más de 100 personas evacuadas y barrios enteros sin suministro eléctrico. En algunas localidades, en solo dos horas cayeron más de 90 milímetros de agua, mientras que en la capital provincial se registraron acumulados cercanos a los 300 milímetros en poco más de 30 horas.
Las consecuencias fueron inmediatas: desagües colapsados, transporte urbano suspendido, autos varados o cubiertos por el agua y extensos cortes de luz que se prolongaron durante horas. La saturación del suelo, producto de lluvias persistentes, agravó el impacto de cada nuevo frente de tormenta.
Especialistas advierten que este tipo de fenómenos extremos tienden a repetirse con mayor frecuencia, lo que plantea la necesidad de reforzar obras de infraestructura hídrica y mejorar los sistemas de alerta temprana. Mientras tanto, cientos de familias correntinas siguen afrontando las consecuencias de un temporal que dejó pérdidas materiales, desplazamientos forzados y un escenario que, por ahora, sigue siendo incierto.