La ciudad santiagueña de Loreto amaneció sacudida por un escándalo sanitario que, en pocas horas, se convirtió en tema obligado en redes sociales y en las conversaciones de la región. Lo que parecía ser una simple inspección de rutina terminó exponiendo una maniobra tan peligrosa como insólita: un puesto de comida callejera vendía sándwiches de milanesa preparados con papel higiénico prensado en lugar de carne. La noticia desató indignación y preocupación entre los vecinos, que habitualmente concurrían a ese espacio gastronómico ubicado en la plazoleta Fuerza Aérea.
El operativo se llevó a cabo durante la noche del martes, luego de que Bromatología local recibiera varias denuncias por parte de consumidores que notaron algo extraño en el sabor y la textura de los productos. Para muchos, se trataba apenas de una milanesa “dura” o de mala calidad, pero otros insistieron en que el aspecto no era para nada habitual. Ese cúmulo de advertencias motivó a los inspectores a presentarse en el conocido Carro Trico, un puesto que desde hace años forma parte del paisaje nocturno loretano.
Al revisar las instalaciones, el personal de control detectó diversas irregularidades y procedió al secuestro de nueve bultos de “milanesas” listas para la venta. Al analizarlas, confirmaron lo que nadie imaginaba: estaban elaboradas con papel higiénico comprimido y condimentado para simular carne. El material, absolutamente inapto y peligroso para el consumo humano, no solo vulnera las normas básicas de higiene y salubridad, sino que expone a los consumidores a riesgos graves, desde intoxicaciones hasta obstrucciones intestinales.
El puesto pertenece a Juan del Jesús Sosa, un hombre de 45 años con domicilio en San Miguel de Tucumán, quien, según el acta labrada por los inspectores, no supo justificar la presencia de ese material en su mercadería. La clausura fue inmediata, y el procedimiento quedó documentado para dar intervención a la Justicia de Faltas y a las autoridades sanitarias de Santiago del Estero, que deberán evaluar las sanciones correspondientes.
La noticia se expandió rápidamente y generó un fuerte repudio de los vecinos de Loreto, que en muchos casos eran clientes habituales del puesto. Algunos comentaron que los precios llamativamente bajos ya despertaban sospechas, pero nunca imaginaron un nivel de fraude tan extremo. Para una comunidad habituada a consumir comida al paso —al igual que ocurre en muchas ciudades del norte argentino—, este episodio instaló una preocupación mayor: ¿qué tan frecuentes son estas prácticas y cuán efectivos son los controles?
Si bien el hecho ocurrió en una ciudad de Santiago del Estero, en Salta también resonó fuerte la discusión, sobre todo en un contexto donde los espacios gastronómicos callejeros forman parte de la vida cotidiana. La polémica recordó la importancia de los controles bromatológicos, un tema recurrente en la agenda provincial, especialmente en temporadas de alta circulación turística y en ferias populares. La situación expuesta en Loreto sirve como alerta para reforzar medidas y evitar que casos similares lleguen a ocurrir en localidades salteñas.
Expertos en seguridad alimentaria sostienen que, ante irregularidades tan graves, el riesgo no solo está en el producto adulterado, sino también en la falta de trazabilidad, la ausencia de controles sanitarios y el desprecio total por las normas. Manipular alimentos en condiciones inapropiadas puede derivar en brotes de enfermedades y en perjuicios a la salud pública que luego demandan intervención del sistema sanitario.
Por otro lado, la comunidad gastronómica de la región expresó su preocupación por el impacto de este tipo de hechos en la confianza del consumidor. Muchos trabajadores del rubro señalaron que estas maniobras individuales terminan perjudicando la imagen de quienes sí cumplen con las normas y trabajan a conciencia. En una economía donde miles de familias dependen de la elaboración y venta de alimentos, un escándalo de este tipo no solo afecta a los clientes, sino también a los emprendedores que día a día sostienen su actividad con esfuerzo y responsabilidad.
La Municipalidad de Loreto anticipó que reforzará los operativos de control en los próximos días para garantizar que no existan otras irregularidades en puestos similares. También se espera que la investigación avance para determinar si esta práctica fraudulenta era aislada o si había una red de proveedores involucrada. El uso de papel higiénico prensado para simular alimentos no solo es un delito, sino que representa un riesgo sanitario mayúsculo.