El testimonio de Ernesto Clarens volvió a generar tensión política y judicial en torno a la Causa Cuadernos. En una nueva declaración ante los jueces, el financista ofreció detalles sobre el funcionamiento interno de las licitaciones viales durante los gobiernos kirchneristas y aseguró que, en una ocasión puntual, recibió la instrucción de garantizar que una obra en Santa Cruz fuera adjudicada al empresario Cristóbal López. Sus afirmaciones, que se suman a un expediente que desde hace años sacude al escenario político nacional, despertaron nuevamente el debate sobre el manejo de fondos públicos y el rol de los funcionarios en la asignación de contratos millonarios.
Según relató Clarens, la orden llegó a través de José López, entonces uno de los hombres de mayor confianza dentro del Ministerio de Planificación. De acuerdo con su versión, el exfuncionario le transmitió un mensaje preciso: la obra debía quedar en manos de López, sin margen para la competencia real. El financista aseguró que la directiva respondía a una instrucción de la propia presidenta de ese momento, Cristina Fernández de Kirchner. Esa afirmación, por su contenido político y por la centralidad de los involucrados, volvió a encender un tema que parecía haberse estabilizado en la agenda pública.
El episodio mencionado por Clarens está vinculado al tramo Perito Moreno–Bajo Caracoles, una obra vial que forma parte de un conjunto de proyectos cuestionados en Santa Cruz y que, años después, volvió a quedar en el centro de la escena cuando la empresa CPC SA —del Grupo Indalo, propiedad de López— obtuvo un contrato que terminó paralizado. Para la Justicia, estos casos constituyen piezas clave en el rompecabezas que intenta reconstruir cómo funcionaba el sistema de adjudicación de obras públicas y cuáles eran los vínculos entre la política y los principales grupos empresarios del rubro.
Uno de los puntos más relevantes del testimonio no fue solo el señalamiento político, sino la descripción del mecanismo económico que —según su relato— permitía sostener el esquema. Clarens dijo que las ofertas se inflaban de manera sistemática con un 20% adicional, dividido en dos partes: un 10% destinado al pago de coimas y otro 10% para generar fondos en negro. Esta explicación coincide con líneas investigativas que hace años intentan determinar no solo la existencia de sobreprecios, sino también la circulación paralela de dinero fuera del sistema bancario formal.
El financista explicó que su rol consistía en contactar a las empresas que ya habían adquirido los pliegos licitatorios y garantizar que no alteraran el resultado buscado. La lógica, según su declaración, era asegurar que la obra estuviera “encaminada” antes de la apertura de sobres, evitando cualquier competencia que pudiera poner en riesgo la adjudicación previamente acordada. Este mecanismo, sostuvo, se habría repetido en múltiples proyectos, siempre bajo la misma lógica: direccionar la obra hacia determinadas empresas y mantener un circuito financiero paralelo que se nutría de esos sobreprecios.
Las declaraciones vuelven a poner bajo la lupa el funcionamiento de la obra pública, un sector históricamente sensible por el volumen de fondos que maneja y por el impacto directo que estas inversiones tienen en la economía y la infraestructura del país. Cada nuevo testimonio que aparece en la causa reaviva preguntas sobre los procedimientos de control, el peso de los vínculos políticos en la adjudicación de obras y la capacidad del Estado para garantizar procesos transparentes que favorezcan la competencia real entre empresas.
La Causa Cuadernos, que desde 2018 ocupa un lugar central en el debate público argentino, continúa generando ramificaciones y reacomodamientos políticos. Aunque las declaraciones de los arrepentidos forman parte de un proceso judicial más amplio que incluye peritajes, documentación y otras evidencias, sus relatos siguen teniendo un fuerte impacto social y mediático, especialmente cuando apuntan a figuras de alto perfil. El testimonio de Clarens es uno de esos casos: menciona exfuncionarios clave, incluye a empresarios de peso y vuelve a señalar a la expresidenta como quien habría tenido conocimiento o intervención en decisiones específicas.
En este contexto, los distintos espacios políticos observan con atención cómo avanza el expediente. Las repercusiones suelen dividir las opiniones entre quienes sostienen que se trata de un proceso necesario para esclarecer hechos de corrupción y quienes lo interpretan como una causa judicial utilizada con fines políticos. Sin embargo, más allá de esas lecturas, la causa sigue acumulando testimonios y documentos que los jueces deberán analizar en detalle para determinar si existió o no un sistema organizado para manipular licitaciones y desviar fondos del Estado.
Las palabras de Clarens, aunque no definitivas por sí mismas, refuerzan una línea investigativa que busca comprender cómo se decidían las obras, qué criterios se aplicaban y quiénes participaban en cada tramo del proceso administrativo. Para la Justicia, el desafío es determinar si esas prácticas constituyeron actos aislados o si respondieron a un modelo sistemático que involucró a funcionarios, intermediarios y empresas beneficiadas.
El impacto del testimonio también se percibe en el clima político. Aunque el caso lleva años en desarrollo, cada nueva declaración vuelve a abrir discusiones sobre el legado de la gestión kirchnerista, el rol de sus principales referentes y la necesidad de fortalecer los mecanismos de control en la administración pública. En un país donde la obra pública es una herramienta fundamental para dinamizar la economía y mejorar la infraestructura, la transparencia en el uso de los fondos se vuelve un tema de interés general y no solo judicial.
Mientras la causa continúa su curso, lo dicho por Clarens suma un nuevo capítulo a una investigación que todavía tiene múltiples tramos por resolver. Su relato, que combina nombres propios, cifras y procedimientos internos, continúa alimentando un expediente que se convirtió en uno de los más complejos y resonantes de la política argentina reciente. Y, como ha ocurrido desde su inicio, cada avance mantiene viva una discusión que parece lejos de cerrarse.