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Femicidio en Cerrillos: fingió el suicidio de su pareja y seguirá detenido con pruebas en su contra

Tiene 35 años, está sospechado del femicidio en un barrio de Cerrillos. Al parecer el imputado trató de hacer creer que la mujer se suicidó.

Femicidio en Cerrillos: fingió el suicidio de su pareja y seguirá detenido con pruebas en su contra

En un caso que conmociona a la provincia de Salta, Dante Herrera, expareja de Rocío Orellana, enfrenta una acusación por homicidio calificado por el vínculo y violencia de género tras la muerte de la joven.

 

Inicialmente, el hombre reportó el hecho como un suicidio, pero las pruebas recolectadas por los investigadores apuntan a un femicidio. Este caso, que combina elementos de violencia de género y un contexto familiar complejo, expone una vez más la gravedad de estos delitos en Argentina.

El relato inicial y las sospechas

El hecho ocurrió en marzo de este año, en una vivienda donde Rocío, de 28 años, vivía con su hija, fruto de su relación con Herrera. Según la investigación, el acusado tenía permitido visitar a la menor por las noches, con el consentimiento de la madre de la víctima, quien también residía en el domicilio. En una de esas visitas, Herrera ingresó a la habitación de Rocío, quien pidió privacidad. La madre, presente en la casa, afirmó no haber escuchado discusiones ni ruidos sospechosos durante la noche.

Al día siguiente, cerca de las 14 horas, Herrera comenzó a gritar pidiendo ayuda. La madre de Rocío acudió de inmediato y encontró a su hija colgada de una sábana atada a la reja de una ventana. El hombre, entre llantos y visiblemente alterado, aseguró que Rocío se había quitado la vida. Sin embargo, las pericias médicas y policiales contradijeron esta versión.

Las pruebas que desmienten el suicidio

Las pericias forenses revelaron que Rocío no murió por ahorcamiento, como sugería la escena inicial. Además, el cuerpo no presentaba signos típicos de un suicidio, como incontinencia o marcas específicas. Por el contrario, el acusado mostraba lesiones que levantaron sospechas: hematomas en el rostro, cuello y tórax, junto con rasguños en manos y brazos, compatibles con una posible lucha.

A esto se sumaron irregularidades en la escena. Vanina, una de las hermanas de Rocío, llegó al lugar tras ser notificada por la familia y notó detalles inquietantes. “Cuando llegué, el cuerpo de mi hermana estaba manipulado. Estaba desnuda, y las pruebas que se llevaron no tenían sentido: un acolchado guardado hace meses, ropa que no estaba en uso. Su cuerpo estaba limpio, sin rastros de lo que suele pasar en un suicidio”, relató en una entrevista.

Vanina también encontró objetos que no encajaban con la versión del acusado: una sábana, un pantalón, ropa interior, un cuchillo y un machete. Incluso halló retazos de ropa que el personal médico había cortado para atender a Rocío y que fueron descartados en un cesto de basura. Estos elementos, junto con las lesiones de Herrera, reforzaron la hipótesis de un femicidio.

Antecedentes de violencia

La familia de Rocío reveló un historial de violencia de género que se remonta a ocho años atrás. Aldana, otra hermana de la víctima, afirmó: “Rocío sufría violencia por parte de su pareja desde que vivía con sus suegros. Eso siguió incluso cuando se mudó a su propia casa”. Estas declaraciones, combinadas con las pruebas físicas, llevaron a los investigadores a descartar el suicidio y a imputar a Herrera por homicidio calificado.

El caso también expuso la complejidad de las relaciones familiares en contextos de violencia. La madre de Rocío, al permitir las visitas del acusado, no sospechaba que estas pudieran derivar en un desenlace fatal. Sin embargo, las hermanas de la víctima señalaron que la relación entre Rocío y Herrera estaba marcada por episodios de maltrato físico y psicológico.

La respuesta judicial

En una audiencia flexible y multipropósito, la jueza Puertas dictó la prisión preventiva para Herrera, considerando la gravedad de los cargos y el riesgo de fuga o entorpecimiento de la investigación. El acusado permanece detenido mientras avanza el proceso judicial, que busca esclarecer los detalles del crimen y garantizar justicia para Rocío.

La decisión judicial fue recibida con alivio por la familia, aunque el dolor por la pérdida sigue latente. “Queremos que se haga justicia. Rocío no merecía esto. Era una madre luchadora, siempre buscando lo mejor para su hija”, expresó Aldana en diálogo con este medio.

Un femicidio que interpela

El caso de Rocío Orellana se suma a la alarmante estadística de femicidios en Argentina. Según datos del Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”, en 2024 se registraron más de 200 femicidios en el país, muchos de ellos perpetrados por parejas o exparejas. Este caso pone en evidencia la necesidad de fortalecer las políticas de prevención y protección para las víctimas de violencia de género.

La historia de Rocío, marcada por años de maltrato y un final trágico, refleja los desafíos que enfrentan las mujeres en contextos de violencia. La manipulación de la escena del crimen, los antecedentes de abuso y la presencia de una hija en común entre víctima y victimario son elementos que complejizan el caso y lo convierten en un llamado de atención para la sociedad.

 


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