Marina Jiménez, la histórica directora del Ballet Salta, se encuentra en el ojo de la tormenta tras recibir una condena de 10 años de prisión por presunto abuso sexual contra su nieto. A sus 73 años, la artista salteña sostiene que es inocente.
El conflicto familiar, según relata Jiménez, tiene raíces profundas que se remontan a la relación con su nuera, a quien acusa de fomentar un odio persistente. Esta mujer, que en su momento fue alumna y luego primera figura en el tango gracias al apoyo de la familia, siempre vio en Jiménez una competidora, dice la directora. Ese resentimiento, asegura, se extendió a los nietos, envenenando los lazos familiares y culminando en una denuncia que ha dividido a todos en Salta y Buenos Aires.
Uno de los puntos clave que Jiménez resalta es la falta de pruebas concretas en el proceso. El nieto alegó abusos desde los 10 años, pero la directora cuestiona cómo eso podría haber ocurrido en contextos familiares compartidos, como viajes donde dormían en la misma habitación con otros parientes. "Es aberrante pensar algo así", sostiene, enfatizando que su entorno en Salta siempre ha sido rodeado de figuras del folklore y la danza, sin nunca un incidente similar.
El quiebre definitivo con Emanuel se produjo en 2022, cuando el joven se mudó temporalmente a Salta para integrarse al ballet local. Jiménez lo apoyó económicamente durante meses, cubriendo gastos como gimnasio y clases, hasta que empezó a cobrar su sueldo. Pero al pedirle colaboración en tareas cotidianas, surgió un enojo que escaló en insultos y una partida abrupta, seguida de la desaparición de dinero en la casa, algo que la artista prefirió no denunciar por amor familiar.
Tras ese episodio, Emanuel regresó a Buenos Aires y, poco después, la denuncia por abuso sexual llegó como un baldazo de agua fría. Jiménez se enteró durante una presentación en Salta, cuando su hijo la confrontó con las acusaciones. "Le pedí que lo trajera para aclarar todo cara a cara, pero nunca apareció", lamenta, señalando que la nuera orquestó una campaña de difamación, contactando a alumnas, colegas y hasta familiares en Chile para sembrar dudas sobre su integridad.
El juicio, realizado en los tribunales de Comodoro Py en Buenos Aires, duró apenas un día según explicó, algo que Jiménez califica de "demasiado rápido" y lleno de falencias. No se presentaron testimonios directos de testigos oculares, solo repeticiones de la versión del nieto por parte de familiares cercanos, sin evidencias físicas. La directora lamenta no haber podido declarar su psicóloga, quien la ha acompañado en este duro proceso emocional.
Hoy, con Emanuel de 31 años y viviendo su propia vida, Jiménez reflexiona sobre lo "feo" de esta situación que mancha su legado en Salta. Asegura que el odio de la nuera ha destruido lazos irrecuperables, pero no su espíritu de lucha. "Perdí a mi hijo, eso es lo que más duele", confiesa, mientras prepara la apelación al fallo judicial que aún no es firme.
Con información de El Tribuno