En el norte de Salta, específicamente en Tartagal, una niña de apenas 12 años perteneciente a la comunidad wichí está atravesando un embarazo resultado de un abuso sexual. Los profesionales de salud que la atienden confirmaron que la menor está estable y que ha decidido seguir adelante con la gestación, recibiendo un seguimiento exhaustivo para minimizar cualquier riesgo.
El equipo médico del Ministerio de Salud de Salta intervino desde octubre, cuando se detectó el embarazo durante un control sanitario en la zona del kilómetro 6. La niña, acompañada siempre por familiares, ha sido asesorada sobre sus opciones, pero manifestó claramente su voluntad de continuar.
Según los especialistas, el embarazo se encuentra entre las 16 y 20 semanas, y por la edad de la paciente se considera de alto riesgo. En Salta, estos casos son comunes en niñas y adolescentes de comunidades originarias, donde factores como la pobreza y la violencia agravan la situación.
Para manejar estos riesgos, se aplican protocolos específicos que incluyen controles frecuentes y suplementos nutricionales. La menor ya recibió tratamiento para una anemia detectada, y se le realizan ecografías regulares para monitorear el desarrollo del feto.
El enfoque intercultural es clave en Salta, donde se ha desarrollado una hoja de ruta para embarazos en menores de 15 años, elaborada con la participación de referentes wichí. Esto garantiza que la atención respete las costumbres y derechos de las comunidades indígenas.
En paralelo, la Justicia de Tartagal avanza en la investigación por abuso sexual con acceso carnal. Un joven de 19 años fue detenido recientemente, tras la denuncia iniciada por la Fiscalía de Violencia de Género en el distrito Norte.
El caso generó conmoción en la ciudad, con una manifestación frente a la Ciudad Judicial donde miembros de la comunidad wichí reclamaron respeto por la decisión de la niña. Muchos destacaron la necesidad de proteger a las menores en entornos vulnerables.
La menor, al recibir una citación judicial, interpretó erróneamente que la obligarían a interrumpir el embarazo, lo que la llevó a una protesta simbólica encadenándose en el edificio. Esto subraya el temor y la confusión que estos procesos generan en familias de bajos recursos.
Organismos como la Secretaría de Niñez y Familia intervienen para brindar apoyo integral, asegurando que la niña no esté sola en este proceso. En Salta, casos de abuso sexual en adolescentes siguen siendo un flagelo que requiere mayor prevención y educación comunitaria.
Finalmente, los expertos enfatizan que con un acompañamiento adecuado, se pueden evitar complicaciones como hipertensión o otras patologías asociadas a embarazos en edades extremas. El compromiso del sistema de salud salteño es clave para que esta historia tenga un desenlace positivo, priorizando siempre el bienestar de la menor.
