Una situación límite se vivió este lunes por la tarde en Rosario de Lerma, cuando una beba de apenas 22 días de vida fue reanimada por efectivos policiales tras sufrir una broncoaspiración. Gracias al accionar inmediato de una patrulla que pasaba por el lugar, la pequeña logró sobrevivir y hoy se encuentra fuera de peligro.
El hecho ocurrió alrededor de las 15 en el barrio San Jorge. Mariana Farfán, abuela de la nena, salió desesperada a la calle con la bebé en brazos, pidiendo ayuda. La menor había dejado de respirar tras vomitar mientras tomaba leche, y en cuestión de segundos su cuerpo quedó sin reacción.
Justo en ese momento, un móvil de la Subcomisaría San Jorge retornaba de un servicio y fue alertado por los gritos de la mujer. La cabo Estefanía Aramayo tomó a la beba y comenzó a practicar maniobras de RCP en plena vereda. A su lado, el sargento Víctor Tinte y los aspirantes Nahuel Solís y Emanuel Orozco acondicionaron el patrullero para el traslado urgente.
La tensión se mantuvo durante todo el camino al hospital. En medio del trayecto, cuando todo parecía perdido, un pequeño llanto cambió el panorama. Galilea había vuelto a respirar, desatando una mezcla de alivio y emoción en todos los presentes.
Al llegar al hospital de Rosario de Lerma, la menor fue atendida de inmediato por el equipo médico de guardia. Según confirmaron luego los profesionales, la beba había sufrido una broncoaspiración leve, pero la intervención oportuna de los policías fue fundamental para evitar consecuencias graves.
El episodio dejó una fuerte impresión en la comunidad. Muchos vecinos destacaron el compromiso y la preparación de los efectivos, que no dudaron en actuar con rapidez y sangre fría. Para la familia de Galilea, fue un verdadero milagro.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa la importancia de contar con personal capacitado en primeros auxilios, y de reforzar el vínculo entre la comunidad y las fuerzas de seguridad. En una situación donde cada segundo cuenta, la presencia de la patrulla marcó la diferencia entre la vida y la muerte.
Hoy Galilea se recupera rodeada de su familia, que no deja de agradecer la intervención de quienes estuvieron ahí cuando más se los necesitaba. En Rosario de Lerma, todos coinciden: el profesionalismo y la humanidad de esos cuatro policías salvaron una vida.
