Joaquín V. González, la tranquila cabecera del departamento Anta, fue escenario ayer al mediodía de un episodio que parece sacado de una novela policial con tintes de comedia absurda.
Una mujer denunció ante la Policía local haber sido víctima de un robo tan peculiar que ya es la comidilla del pueblo: una joven desconocida, tras pedirle algo para comer, la habría hipnotizado con un simple contacto físico y se llevó 400 mil pesos en efectivo.
El insólito hecho ocurrió cerca de las 12 del mediodía en una vivienda de la localidad. Según el relato de la denunciante, una joven se presentó en su puerta, visiblemente necesitada, solicitando comida. Conmovida, la mujer decidió ayudarla. Pero lo que parecía un gesto solidario dio un giro inesperado.
- La Justicia no descarta que haya sido drogada, o que la historia sea parte de una coartada doméstica.
La víctima asegura que, tras un contacto físico con la desconocida, entró en una especie de trance hipnótico. Lo siguiente que recuerda es haberle entregado los 400 mil pesos sin resistencia alguna. No fue hasta las 19.30, cuando su esposo le pidió el dinero, que notó el faltante y reconstruyó los hechos, corriendo a radicar la denuncia en la comisaría local.
El caso, que podría parecer un relato de ciencia ficción, ya está en manos de la Justicia, que baraja dos hipótesis principales. La primera apunta a un posible robo real, donde la víctima habría sido drogada mediante contacto físico, tal vez con alguna sustancia que indujera un estado de sugestión. La segunda, más terrenal, sugiere que la historia podría ser una excusa para encubrir la desaparición del dinero por motivos que la denunciante no quiere confesar. “Es curioso que no notara nada hasta que su marido preguntó por la plata. Eso despierta dudas, pero no descartamos nada”, confió una fuente cercana a la investigación.
La ausencia de cámaras de seguridad en la zona complica la reconstrucción de los hechos, y la Policía trabaja contrarreloj para dar con testigos o vecinos que puedan haber visto a la presunta “hipnotizadora”, cuya identidad sigue siendo un enigma. La denuncia ya fue asentada y será elevada a la fiscalía correspondiente para su análisis.
En Joaquín V. González, la historia corre de boca en boca, entre risas incrédulas y teorías disparatadas. Lo cierto es que este robo, que oscila entre lo fantástico y lo sospechoso, ya se perfila como uno de los casos más insólitos del año en el suelo anteño. ¿Un golpe maestro de una ladrona con poderes hipnóticos o una excusa mal armada? Solo la investigación dirá la última palabra.