La cuenta regresiva para las elecciones legislativas de octubre tiene a Salta y al resto del país expectantes, con la gran incógnita: ¿qué porcentaje de votos necesita Javier Milei para que su proyecto político sea considerado un triunfo? Más allá del ruido mediático generado por declaraciones internacionales, la discusión gira en torno al “número mágico” que podría consolidar a La Libertad Avanza (LLA) como una fuerza con peso nacional y territorial.
Los analistas políticos coinciden en que superar el 35% de votos a nivel nacional sería un resultado favorable para el oficialismo que impulsa Milei, aunque en esta elección legislativa, donde se renuevan 127 bancas de diputados, la interpretación de los resultados puede ser más compleja que simplemente mirar el porcentaje global.
Para Salta, una provincia que viene mostrando movimientos electorales interesantes en los últimos años, la pelea también será dura. Los libertarios deberán no solo mantener sino ampliar su base de votantes para marcar presencia en el Congreso, en una provincia donde la política tradicional está muy arraigada y el peronismo sigue siendo protagonista.
En el análisis general, se observa que el desafío de Milei no es menor: no alcanza con conseguir un buen porcentaje en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Santa Fe. Es necesario sumar apoyos en provincias clave, y Salta es una de ellas, junto a Córdoba, Mendoza y Entre Ríos. Esto cobra relevancia porque La Libertad Avanza compite con fuerzas provinciales consolidadas y con la dispersión propia de un escenario sin PASO, lo que abre el juego para múltiples espacios.
Los expertos destacan que, en este contexto fragmentado, conseguir cerca del 35% se traduce en una victoria porque el resto de los votos se dispersa entre diferentes candidatos y frentes. Sin embargo, si el porcentaje baja del 30%, la lectura será negativa para Milei, que perdería capital político con respecto a 2023, cuando logró un crecimiento significativo en las urnas.
Por otro lado, no solo importa el porcentaje de votos, sino la cantidad de bancas que el oficialismo logre renovar. Alcanzar el tercio de la Cámara de Diputados, que incluye sumar fuerzas con aliados, es clave para blindar iniciativas legislativas y evitar bloqueos políticos. Esto implica que la competencia en provincias como Salta tiene un peso estratégico para alcanzar ese equilibrio parlamentario.
Históricamente, los oficialismos argentinos han tenido resultados mixtos en elecciones de medio término. En algunas oportunidades lograron superar el 35%, mientras que en otras quedaron por debajo, con consecuencias directas para la gobernabilidad. En este sentido, la elección del 26 de octubre será una prueba para la fuerza de Milei, que busca consolidarse como alternativa nacional más allá del “efecto CABA”.
En Salta, el escenario electoral se presenta competitivo. La Libertad Avanza ha tenido un crecimiento paulatino, pero la estructura del peronismo provincial y otros espacios territoriales tradicionales siguen siendo fuertes. Por eso, más que en la capital, los resultados en el interior provincial podrían ser decisivos para definir el mapa electoral y la influencia parlamentaria de la coalición libertaria.
La incógnita que permanece es si Milei logrará transformar el fuerte impulso que tuvo en las elecciones presidenciales y legislativas pasadas en un apoyo sostenido y extendido. Los salteños, como el resto del país, irán a las urnas en un clima político cargado de expectativas y tensiones, donde cada punto porcentual puede cambiar el rumbo del poder en el Congreso y, por extensión, en el camino hacia 2027.
En definitiva, superar el umbral del 35% aparece como el piso mínimo para que la elección sea leída como un éxito, mientras que llegar al 38% o más sería un resultado contundente que le permitiría a Milei y su equipo encarar el futuro con mayor fortaleza. Para Salta, el desafío es claro: sumar votos, ganar bancas y mostrar que la provincia está dentro del proyecto nacional libertario que aspira a cambiar el mapa político argentino.