A pocos días de las elecciones legislativas, el peronismo bonaerense enfrenta una campaña más compleja de lo previsto. Las últimas encuestas internas marcan que la ventaja de Fuerza Patria sobre La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires ronda entre 7 y 10 puntos, lejos de los 14 obtenidos en septiembre. En este contexto, crece la presión para que Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof muestren un gesto conjunto que consolide al electorado propio.
Dirigentes de distintos sectores del PJ impulsan que ambos líderes se muestren juntos o difundan un mensaje en común para reforzar el voto peronista, ante el riesgo de una baja participación. La preocupación principal es evitar el ausentismo, sobre todo en el conurbano, donde se concentra buena parte del voto tradicional del espacio.
Mientras tanto, resurgen tensiones internas por la decisión del gobernador de desdoblar los comicios. Si bien esa estrategia permitió una victoria en septiembre, algunos en el kirchnerismo ahora cuestionan si no debilitó el envión electoral hacia octubre. Desde La Plata, sin embargo, relativizan esos planteos y señalan que el escenario actual es diferente: hay boleta única, no votan los extranjeros y el aparato municipal no tendrá el mismo peso.
El avance de La Libertad Avanza en los sondeos encendió las alarmas en el oficialismo, que busca evitar sorpresas en el principal distrito electoral del país. También observan que el gobierno nacional logró cierta recuperación en imagen y competitividad desde septiembre, tras buscar diálogo político y abrir nuevos canales con sectores económicos.
En este escenario, la figura de Cristina vuelve a ser clave. Aunque mantuvo un perfil bajo durante la campaña, muchos creen que su participación directa puede fortalecer la convocatoria. Una aparición junto a Kicillof o un mensaje conjunto podrían ser el cierre necesario para reactivar a la base peronista.
Si el peronismo logra sostener la ventaja en Buenos Aires, tendría más margen para reordenarse de cara al próximo año. De lo contrario, el golpe podría sentirse en todo el mapa político.
Por ahora, la incógnita es si ese gesto de unidad llegará a tiempo. En una elección pareja, cada voto cuenta y en el peronismo lo saben. El desafío no es menor: evitar que las diferencias internas opaquen la recta final y cerrar filas antes de que las urnas hablen.