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RUMBO A LAS ELECCIONES

Espert cruzó al kirchnerismo: “La misma mierda con distinto olor”

También remarcó la importancia de las ideas libertarias en el nuevo escenario electoral.

Espert cruzó al kirchnerismo: “La misma mierda con distinto olor”

En el marco de la campaña electoral rumbo a las elecciones legislativas de este año, el diputado nacional José Luis Espert no se guardó nada y lanzó duras críticas hacia la lista de candidatos del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Sin filtros, afirmó que se trata de “Son todos la misma mierda con distinto olor respecto de los nombres anteriores que tuvieron, Unión por la Patria, Frente para la Victoria...”, una continuidad que, según él, sólo ha llevado a la provincia más populosa del país por un camino de decadencia, inseguridad y atraso estructural.

Para Espert, el cierre de listas no trajo ninguna renovación real dentro del espacio kirchnerista. Pese a los cambios de nombres, sellos y discursos, el economista libertario insiste en que el problema de fondo sigue intacto: una estructura política que, a su entender, utiliza al Estado como botín, promueve la impunidad y alimenta una cultura que desalienta el esfuerzo y premia la dependencia.

Desde su espacio, apuesta fuerte por una renovación profunda que priorice el mérito, el orden y la libertad individual como pilares para reconstruir la provincia y, por ende, el país. Y aunque sus palabras resonaron con mayor fuerza en Buenos Aires, sus definiciones no pasaron desapercibidas en el norte del país, donde el debate electoral también empieza a calentar motores y muchas de las problemáticas que señala tienen eco directo en Salta.

Críticas sin anestesia

“La misma porquería con distinto perfume”, fue una de las frases que eligió para sintetizar su opinión sobre la nueva lista kirchnerista. Detrás de esas palabras, apuntó directamente a la permanencia de lo que considera una “casta política” que lleva dos décadas manejando los hilos del poder sin ofrecer soluciones reales. Según su visión, ese modelo político no solo ha fracasado en términos económicos, sino que ha deteriorado gravemente los valores sociales.

Al referirse al presente de la provincia de Buenos Aires, Espert fue contundente: “La convirtieron en una cloaca a cielo abierto”. Para él, la administración kirchnerista fomentó una cultura de permisividad, donde el delito, el adoctrinamiento educativo y el desmantelamiento de servicios esenciales como salud y seguridad fueron moneda corriente. Y aunque esas palabras iban dirigidas al conurbano bonaerense, la preocupación por la inseguridad, el estado de la salud pública y el bajo rendimiento educativo son también temas que resuenan en el electorado salteño.

Una batalla cultural

El diputado libertario no se limita al plano económico o administrativo. Desde su óptica, el problema es cultural, y por eso considera urgente dar una pelea simbólica, casi ideológica, para desmontar las premisas que, según él, el kirchnerismo implantó en amplios sectores de la sociedad.

Criticó con dureza lo que considera una inversión de valores: “Les hicieron creer que estudiar es de tontos, que trabajar es de estúpidos, que ser víctima es mejor que esforzarse”. A su juicio, esa narrativa se metió hondo en la educación pública, generando generaciones de jóvenes que no conocen ni sus derechos ni sus obligaciones.

Aunque Buenos Aires concentra el foco de sus críticas, Espert suele remarcar que este tipo de problemáticas no están circunscritas a una sola región. En provincias como Salta, donde la educación enfrenta graves desafíos de calidad y la pobreza infantil supera el 50%, muchas de sus advertencias encuentran terreno fértil para el debate.

Desde su banca en el Congreso, el economista ha cuestionado en varias ocasiones la situación educativa en el norte argentino, mencionando casos de adoctrinamiento político y abandono escolar. A su entender, no se puede construir futuro si se deja a miles de chicos sin las herramientas básicas para desarrollarse.

“¿Cómo puede ser que no se enseñen Matemáticas ni la Constitución Nacional?”, se preguntó. También denunció la situación del sistema de salud, señalando que muchos hospitales públicos están al borde del colapso, sin insumos ni personal suficiente. En este punto, sus declaraciones se alinean con reclamos frecuentes de trabajadores de la salud en Salta, que vienen alertando sobre la falta de recursos en distintos hospitales y centros de atención del interior.

El rol del Estado, en la mira

Otra de las aristas que Espert no duda en atacar es el concepto de “Estado presente”. A su entender, esa bandera ha servido para justificar estructuras ineficientes, clientelismo y corrupción. En su visión, el Estado debe achicarse para dejar espacio al desarrollo privado y a las libertades individuales.

“La justicia social terminó generando trabajo en negro y planes que esclavizan”, sostuvo. Bajo esa consigna, el espacio libertario propone reformas estructurales que, aunque polémicas, logran captar la atención de un sector del electorado cansado de promesas incumplidas.

Mirada al futuro

La incorporación de nuevas figuras a su espacio también forma parte de la estrategia de Espert para fortalecer su propuesta. Destacó la presencia de Karen Reichardt como número dos en su lista, una referente que considera clave para dar la batalla comunicacional contra lo que denomina “el relato kirchnerista”.

Aseguró que el debate electoral no debe limitarse a levantar la mano en el Congreso, sino a defender ideas con convicción y conocimiento. En esa línea, sostuvo que el presidente Milei necesita respaldo legislativo para avanzar en sus reformas, y que la verdadera disputa será cultural más que legislativa.

Mientras la campaña avanza, el discurso de Espert sigue encendiendo polémica y dividiendo aguas. Lo que para algunos es una voz necesaria contra la casta, para otros es una provocación constante. Sin embargo, lo cierto es que su estilo directo y su retórica confrontativa lograron instalarlo como un actor relevante en la escena política actual.

De cara a las elecciones del 7 de septiembre y el 26 de octubre, el escenario se presenta cada vez más polarizado. Y aunque su epicentro se encuentra en Buenos Aires, las repercusiones ya se sienten en todo el país, incluida Salta, donde el clima político también empieza a tomar temperatura.


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