En las comunas del norte y el valle, el ajuste arrancó hace rato. Cuando un empleado se jubila, el puesto queda vacío. Así lo confirmó Marcelo Moisés, presidente del Foro de Intendentes y jefe comunal de Apolinario Saravia, quien explicó que firmaron un pacto con el Gobierno provincial: ayuda financiera a cambio de no inflar la planta permanente.
La Provincia ya mandó a la Legislatura su presupuesto 2026, con 3,7 billones de pesos. Descontada la inflación, significa menos plata que este año. Los municipios chicos copian la línea: prorrogan sesiones en los Concejos Deliberantes y apuran proyectos para aprobar antes de diciembre.
Cada pueblo tiene su realidad. En los más pequeños, la Municipalidad es el único empleador grande. Dejar puestos sin cubrir pega fuerte en las familias, pero los intendentes aseguran que no hay otra: la coparticipación no alcanza y la recaudación propia es mínima.
La Capital va por otro camino. Planea subir un 30% real sus partidas, aunque con un tijeretazo del 24% en gastos corrientes. El interior no puede darse ese lujo: dependen casi todo de lo que manda Salta.
En obras, el gobernador Gustavo Sáenz prometió criterio federal, pero a escala. Nada de elefantes blancos: solo lo urgente, como arreglos de calles, agua potable y luces en los barrios.
Moisés cerró con política: los intendentes bancan una posible reelección de Sáenz, pero “no es momento de hablar de candidaturas”. Y sobre la reforma constitucional para tocar fueros, dijo que no los afecta: “Nosotros no tenemos privilegios y damos la cara ante la Justicia cuando toca”.