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Un gobernador execrable con prácticas deleznables

Columna de Miguel Manzo Sal para Agenda Salta

Un gobernador execrable con prácticas deleznables

Solo ellos saben, los peregrinos, que los moviliza a caminar cientos de kilómetros por cerros, valles y quebradas. Atrás quedó el frío intenso, la oscuridad de la noche, el sol radiante, los dolores y el cansancio. Ya nada importa, solo llegar a los pies del Señor y la Virgen del Milagro. Es el único objetivo. Ya sea para pedir o para dar gracias han pasado dos años, pandemia mediante, donde no pudieron venir por eso este año se redobla su presencia.

No hay explicación, desde la razón y la ciencia es incomprensible, es algo que solo se entiende desde el corazón. Me animaría a decir que es algo sagrado, íntimo, sobrenatural. Violar esa intimidad, ese momento único es deleznable y si esa acción la hace un político, entonces se inscribe en la categoría de los execrables.

Usar a los peregrinos del Milagro para hacer campaña es cuanto menos vergonzoso, lamentable, propio de gente sin escrúpulos que nada teme ni importa con tal se satisfacer su ego y a ese enano maldito narcisista que muchos adulan y llevan dentro.

Romper la sacralidad del Milagro de Salta con una acción proselitista merece el repudió de todos los sectores. Nunca un gobernador de Salta, ni siquiera en gobiernos de facto se animó a tanto. Vergüenza es poco. Bronca es lo que sienten los miles y miles de salteños que se sintieron usados por quien, justamente, debiera velar por ellos y dar el ejemplo.

Hace unos años atrás el entonces presidente Mauricio Macri se llevó el rostro de los pobres a pedido de monseñor Cargnello. ¿Qué dirá ahora la máxima autoridad de la iglesia salteña? ¿El execrable político de prácticas deleznables habrá olido el olor de los pobres? ¿Habrá tenido la oportunidad en esos pocos metros recorridos junto a ellos de sentir lo que ellos sienten? ¿O todo el séquito de guardaespaldas, mozos de mano, saltimbanquis y chupamedias se lo habrá impedido?

A las palabras se las lleva el viento, pero los escritos permanecen y las imágenes valen más que mil palabras. Ojalá esas imágenes y esos escritos estén siempre presentes a la hora de elegir a quienes nos tienen que representar.

Tal vez el execrable político pensó que robar 50 metros caminando junto a los peregrinos del Milagro lavarían su culpa por ser la peor gestión de la historia de Salta, por el vacunatorio VIP contra el Covid, por el robo con facturas truchas, por los negociados con el litio y así podríamos seguir sumando más y más hechos al menos irregulares y sospechosos de constituir delito.

Alguna vez juró por Dios y por la Patria, ojalá ese Dios, el Señor del Milagro se lo demande.


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