En las sombras del paso clandestino conocido como Pacará, en Salvador Mazza, la frontera con Bolivia vuelve a ser escenario de un delito que indigna a los vecinos.
Un video, grabado en las primeras horas de ayer, muestra a un pasador empujando un carrito cargado con bolsones alimentarios, idénticos a los “focalizados” que distribuye el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. Las imágenes exponen un presunto esquema de desvío de ayuda social destinada a los sectores más vulnerables.
“Esto es lo que hacen con la comida que debería ser para los pobres de Salvador Mazza: la pasan a Bolivia”, denunció con furia una vecina que, bajo estricta reserva de identidad, facilitó el material. La mujer, también pasadora y residente de un barrio periférico de la ciudad, relató cómo captó la escena en el paso Pacará, un corredor ilegal que conecta directamente con el Barrio Nuevo de San José de Pocitos, en territorio boliviano. “Es un lugar alejado, a unos dos kilómetros del puente internacional, cerca de la cancha de Sportivo Pocitos. Ahí mismo donde la diputada Virginia Cornejo estuvo cuando se lanzó el Plan Roca”, precisó, demostrando un conocimiento minucioso del terreno.
La denunciante arrojó un dato clave: los bolsones no serían para la venta en Bolivia, donde los precios de alimentos son más bajos, sino que estarían destinados a personas con doble nacionalidad que, según afirmó, reciben estos beneficios sociales de forma indebida. La sospecha se refuerza con un detalle no menor: la entrega de los bolsones focalizados en los barrios periféricos de Salvador Mazza ocurrió el miércoles y jueves, según confirmaron partes oficiales.
El caso destapa una red de irregularidades que los propios vecinos, hartos del mal manejo de la asistencia social, decidieron visibilizar. En una frontera donde el contrabando es moneda corriente, este nuevo capítulo pone en jaque la transparencia de los programas sociales y enciende las alarmas sobre el control en la distribución de recursos. La investigación, ahora, queda en manos de las autoridades, mientras Pacará sigue siendo un agujero negro en el límite entre dos países.