Eliminar los olores que quedan en la cocina después de preparar comidas puede parecer una batalla perdida. El ajo, la cebolla, el pescado o el aceite usado tienden a impregnarse en el ambiente, incluso horas después de haber cocinado.
Para evitar esto, muchas personas recurren a productos químicos con fragancias artificiales que prometen soluciones rápidas, pero que no siempre son efectivos y, además, implican un gasto constante.
Sin embargo, existe un truco casero que gana popularidad por ser económico, fácil de aplicar y, lo mejor de todo, 100% natural. ¿La clave? Hervir en una olla pequeña una mezcla de agua con cáscaras de cítricos —como limón, naranja o pomelo— y unas ramas de canela o clavo de olor. Este sencillo método no solo elimina los malos olores del ambiente, sino que también perfuma toda la cocina con una fragancia cálida y envolvente.
El vapor que se libera al hervir esta mezcla actúa como un desodorizante natural. A diferencia de los aerosoles, que enmascaran los olores, esta preparación los neutraliza gracias a los aceites esenciales presentes en los cítricos y las especias. Además, podés reutilizar las cáscaras que normalmente tirarías, lo que convierte al truco en una opción sustentable.