La flor de azahar, conocida científicamente como Citrus aurantium o Citrus sinensis, es una flor blanca y fragante que se asocia comúnmente con los árboles de naranja y limón. Esta flor no solo es apreciada por su belleza y aroma, sino también por sus múltiples propiedades medicinales.
La flor de azahar es ampliamente reconocida por sus efectos tranquilizantes. Se utiliza para preparar el agua de azahar o agua del Carmen, que actúa como un sedante natural para facilitar el sueño y aliviar el insomnio. Además, es útil para reanimar en casos de desvanecimiento y para calmar palpitaciones cardíacas.
En el sistema digestivo, la flor de azahar tiene propiedades carminativas y estomacales. Ayuda a combatir los espasmos estomacales y es eficaz para expulsar los gases intestinales, aliviando problemas de flatulencia, retortijones o vientre hinchado. También se utiliza en combinación con otras plantas como la manzanilla o la tila para tratar la úlcera de estómago.
Además, la flor de azahar se emplea en el tratamiento de afecciones respiratorias como tos, gripa, dolor e infección de garganta y ronquera. Se toma la infusión de flor de azahar como agua de uso, y se puede combinar con miel o la cáscara del limón con canela para mejorar su eficacia.
Para adultos, se recomienda consumir 2 a 3 cucharadas de agua de azahar pura o diluida en agua tres veces al día. En el caso de los niños, la dosis adecuada es de 1 a 2 cucharaditas pura o diluida en agua tres veces al día. Es importante no administrar a lactantes y mujeres embarazadas. Además, se debe conservar el producto a una temperatura no mayor de 30° C y protegerlo de la luz solar.
Es esencial seguir las recomendaciones de consumo para evitar posibles efectos secundarios o contraindicaciones. Aunque la flor de azahar es generalmente segura cuando se usa en las cantidades recomendadas, siempre es prudente consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento con hierbas o suplementos naturales.