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¿Tu hijo es narcisista?: estos son los 3 errores que cometen los padres en la crianza, según la ciencia

Habilidades importantes como la inteligencia emocional y la empatía son fundamentales en la crianza de los niños, según los expertos en el trastorno narcisista de la personalidad.

¿Tu hijo es narcisista?: estos son los 3 errores que cometen los padres en la crianza, según la ciencia

Criar a los hijos, una tarea tan amorosa como compleja para los padres de aquí, allá y en todas partes. Muchas veces sin quererlo, los padres trasmiten ciertos patrones a sus hijos, un molde que años más tarde es difícil de quitar. Es aquí donde aparece el trastorno narcisista de la personalidad. La dinámica familiar de un niño es uno de los predictores más significativos de las tendencias narcisistas, incluidas la superioridad, la grandiosidad, el derecho y la falta de empatía, en la edad adulta.

“Los niños y los adolescentes son naturalmente más egoístas, no narcisistas, porque sus mentes aún se están desarrollando. Por lo tanto, es normal que sean menos conscientes de sí mismos hasta que hayan aprendido habilidades importantes como la regulación emocional y la empatía”, explica Cody Isabel, neurocientífico, entrenador de crianza.

El problema de un adulto narcisista, cuando tiene hijos, es que los niños no ofrecen el tipo de retroalimentación positiva continua que ellos anhelan y estos padres egocéntricos tienden a reaccionar de dos formas distintas. Durvasula y Keith Campbell, profesor de psicología en la Universidad de Georgia y experto en narcisismo, indicaron que, por un lado, algunos pierden interés por sus hijos al no encontrar esa aprobación y buscan otras fuentes de validación.

Por otro lado, otros narcisistas ven a sus hijos como un reflejo de sí mismos y se vuelven padres “helicóptero”: hiperactivos y controladores. En ambos casos, la desconexión es la el punto clave, porque incluso el padre narcisista demasiado involucrado está emocionalmente separado de su hijo y carece de calidez, según los expertos.

Los niños, por su propia naturaleza, son “monstruos morales”, escribió el periodista Jeffrey Kluger en su informe sobre “Pequeños narcisistas” para Time. Según describe, son codiciosos, exigentes, violentos, egoístas, impulsivos y absolutamente implacables. Luchan constantemente con compañeros de juego y hermanos, pero gritan de dolor e indignación si son atacados. Esperan ser adorados, pero no disciplinados, recompensados pero nunca penalizados, atendidos y servidos por los padres y familiares sin importar o ser recíprocos.

1. No reconocer los propios comportamientos negativos

Los niños aprenden observando y reflexionando, lo que significa que pueden adoptar sus acciones negativas. “Digamos que un camarero estropea su pedido. En lugar de manejar la situación con gracia, humillas y le gritas al mesero. Su hijo observa y piensa que la forma en que usted reaccionó está bien”, dice Cody Isabel, quien además es cofundador de Rewrite and Rise, un servicio de entrenamiento que utiliza la neurociencia y la ciencia del comportamiento para ayudar a adultos y niños a superar los desafíos de salud mental y mejorar su bienestar general.

Por eso es tan importante enseñar y demostrar a sus hijos cómo es la inteligencia emocional, particularmente el componente de empatía. La buena manera de empezar es ayudarlos a reconocer cómo se sienten. Ponerle un nombre por ejemplo a la emoción que sospechamos que está experimentando. Por ejemplo: “¿Te sentís herido o decepcionado por lo que hizo tu amigo?”.

“Practicar la inteligencia emocional les facilitará expresar sus sentimientos y ser conscientes de cómo se sienten los demás en el futuro”, dice Isabel.

2. No reflejar o validar las emociones de nuestro hijo

Si uno se hace el distraído o ignora las emociones de sus hijos, esencialmente les estará enseñando que lo que sienten está mal. “Como resultado, tendrán dificultades para regular sus comportamientos, lo que puede generar una serie de problemas a medida que envejecen, desde comportamientos insensibles como la adicción hasta comportamientos protectores como la grandiosidad, que es un rasgo narcisista común”, dice Isabel.

Un estudio también han encontrado que la vergüenza, la inseguridad y el miedo están en la raíz del yo interior del narcisista. Reflejar requiere que uno conozcas a su hijo lo ayude a etiquetar sus emociones. “Validar sus emociones significa hacerles saber que lo que sienten es razonable”, agrega el especialista

Y pone un ejemplo. Imaginar que estamos recogiendo a nuestro hijo de la escuela. Nos subimos al coche y nuestro hijo da un portazo con cara de enojado. En lugar de avergonzarlos por tener una mala actitud, conviene imaginarlos diciendo: “Parece que tuviste un día horrible en la escuela ¿Qué sucedió?”

3. No darnos cuenta de los comportamientos narcisistas del niño

“Si su hijo se enfurece en público porque no se sale con la suya, no deje que suceda. En situaciones como esta, no necesita avergonzar a su hijo, pero es importante sacarlo de la situación”, dice el experto, quien recomienda hacer tres preguntas: ″¿Qué sucedió?”, ″¿cómo te sientes?” y “¿cómo crees que tu reacción está haciendo sentir a la otra persona (o a las personas que te rodean)?”

“En lugar de aceptar su disfunción emocional, los está ayudando a flexibilizar sus habilidades de empatía, conciencia social y regulación emocional, todo lo cual es esencial para desarrollar la inteligencia emocional”, dice el neurocientífico.


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