La Escuela N° 4552 Niño Jesús de Praga, ubicada en el paraje Corral Quemado, municipio de El Galpón, dejó de funcionar definitivamente tras 84 años de historia. El pasado viernes, el último estudiante egresó de esta institución rural, poniendo fin a un ciclo que comenzó en 1940 con el objetivo de garantizar educación primaria a los niños de la zona rural.
El cierre se atribuye a la falta de alumnos, un problema que se fue acentuando en las últimas décadas debido a la migración de familias hacia áreas urbanas, especialmente al municipio vecino de El Quebrachal. Esta tendencia redujo paulatinamente la matrícula escolar, haciendo inviable el sostenimiento del establecimiento educativo.
El cierre de la escuela no solo marca el fin de una etapa educativa, sino que también refleja los desafíos que enfrentan las comunidades rurales en la actualidad, donde la migración impacta profundamente en las estructuras locales y en el acceso a servicios esenciales como la educación.
La escuela comenzó a experimentar una disminución en su matrícula en la década del 90, una tendencia que se profundizó en los 2000. Uno de los factores determinantes fue la decisión de muchas familias de registrar su residencia oficial en El Quebrachal, a pesar de continuar viviendo en la zona rural. Este fenómeno desalentó el apoyo de las autoridades locales y derivó en el cierre progresivo de grados en los últimos años.
En el ciclo lectivo 2024, solo funcionaban tres grados: 4°, 5° y 7°. A pesar de esta reducción, la institución mantuvo un equipo educativo completo, con docentes dedicados no solo a las materias troncales, sino también a áreas especiales como inglés, arte, educación física y religión. Además, contaba con personal administrativo y de maestranza, reflejando el compromiso por ofrecer una educación integral hasta el último día.
Desde el Ministerio de Educación de la Provincia informaron a El Tribuno que el personal titular o de planta permanente de la escuela será reubicado en otros establecimientos educativos, asegurando la continuidad laboral de quienes acompañaron a la institución en su etapa final.
Este cierre representa no solo el fin de una escuela, sino también el impacto de cambios sociales y demográficos que afectan profundamente a las comunidades rurales y a su derecho a la educación.