En una mesa televisiva que suele dejar títulos para el recuerdo, Amalia “Yuyito” González rompió el silencio y habló con el corazón sobre su relación pasada con Javier Milei. Con la sinceridad que la caracteriza, aseguró que el vínculo fue intenso y real: “Los dos estuvimos muy enamorados”, confesó ante las cámaras.
La ex vedette y actual conductora repasó ese capítulo de su vida con tranquilidad, sin escándalos ni dobles sentidos. Contó que hoy mantienen un contacto esporádico, pero que ya no hay emociones sin resolver. “No hablamos todos los días, ni mucho menos, pero quedó un vínculo”, explicó, marcando que el tiempo y la madurez ayudaron a cerrar esa etapa sin rencores.
En cuanto al motivo de la ruptura, Yuyito fue clara: no hubo terceros ni traiciones. “No fue por falta de amor”, dijo, despejando los rumores que durante meses circularon por el mundo del espectáculo. El verdadero problema fue el choque de personalidades. “Ninguno de los dos es fácil”, admitió, y se hizo cargo de su carácter fuerte: “Yo también soy brava”.
Sus palabras generaron repercusión inmediata, sobre todo por lo humano del relato. En un contexto donde la figura del presidente Milei está siempre bajo la lupa, conocer esta parte más personal suma una dimensión distinta. En Salta, donde la política se vive con intensidad y la actualidad nacional siempre encuentra eco, la historia no pasó desapercibida.
Lejos de dramatizar, González habló desde un lugar espiritual. “Soy una mujer de fe”, dijo, y aseguró que cree que las cosas suceden por algo. Esa mirada le permitió dejar atrás el pasado con tranquilidad y sin heridas abiertas.
Quienes la conocen desde hace años no se sorprenden por este perfil más reflexivo. La Yuyito de hoy poco tiene que ver con la figura mediática de los 90: es una mujer que atravesó distintas etapas, que supo reinventarse y que habla con autoridad sobre lo que vivió.
Aunque la historia de amor con Milei haya quedado atrás, su relato dejó en claro que fue algo verdadero. Y en tiempos donde lo auténtico escasea, esa simple honestidad fue suficiente para capturar la atención del público. Una historia del pasado que, contada hoy, sigue generando interés.