La actuación de Franco Colapinto en la carrera Sprint del Gran Premio de Bélgica, donde largó desde boxes y finalizó en la 19ª posición, pone en evidencia las persistentes falencias del equipo Alpine en la gestión de su monoplaza y en el apoyo al piloto argentino.
Si bien Colapinto no estuvo exento de responsabilidad, el equipo francés no ha sabido proporcionarle un coche competitivo ni una estrategia adecuada para maximizar su potencial en un circuito tan exigente como Spa-Francorchamps. La decisión de cambiar la configuración del alerón trasero, que obligó al piloto a partir desde boxes, refleja una falta de planificación y confianza en las decisiones técnicas tomadas tras la clasificación, donde Colapinto ya había quedado eliminado en la SQ1 con un decepcionante 19º lugar.
El equipo Alpine parece atrapado en un ciclo de decisiones erróneas que afectan directamente el rendimiento de sus pilotos, especialmente de Colapinto, quien aún está en una fase de adaptación a la máxima categoría. Las modificaciones realizadas al monoplaza A525, centradas en el alerón trasero y el beam wing para reducir la carga aerodinámica, no solo no ofrecieron mejoras significativas, sino que además comprometieron la posición de salida del argentino.
Este movimiento, justificado por el equipo como una prueba ante un fin de semana sin mucho que perder, demuestra una falta de rumbo claro y una estrategia reactiva que no prioriza el desarrollo del piloto novato. Mientras Pierre Gasly logró avanzar a la SQ3 y largar octavo, Colapinto quedó relegado, evidenciando una disparidad en el manejo de los recursos del equipo que no favorece al argentino.
La gestión de Alpine también queda en entredicho por las declaraciones del propio Colapinto, quien admitió que los cambios realizados tras la práctica libre fueron en la "dirección incorrecta". Este comentario no solo refleja la frustración del piloto, sino que también señala una desconexión entre el equipo técnico y las necesidades del conductor en pista. Spa-Francorchamps, con sus curvas rápidas y demandas aerodinámicas, requiere un coche bien equilibrado, y Alpine no ha sabido capitalizar las fortalezas del circuito ni las condiciones variables, como la posibilidad de lluvia, que podrían haber nivelado las diferencias con equipos más competitivos. En lugar de aprovechar la experiencia previa de Colapinto en este trazado, el equipo lo dejó en una posición de desventaja, limitando sus posibilidades de progresar en la carrera Sprint.
Más allá de los problemas técnicos, la falta de apoyo estratégico y de confianza en Colapinto plantea interrogantes sobre el compromiso de Alpine con su desarrollo como piloto. Mientras Gasly recibe un trato preferencial, con mejores resultados y una aparente prioridad en las decisiones del equipo, Colapinto parece estar luchando contra un monoplaza poco competitivo y una estructura que no le brinda las herramientas necesarias para destacar. La sombra de posibles reemplazos sembrada para causarle daño emoción a Colapinto, añade presión innecesaria, quien aún no ha tenido la oportunidad de demostrar su valía en igualdad de condiciones. Alpine debe replantearse su enfoque, no solo en términos técnicos, sino también en la gestión de sus pilotos, para evitar que talentos como Colapinto queden opacados por una combinación de errores estratégicos y falta de competitividad.
En resumen, el resultado de Colapinto en la Sprint del GP de Bélgica es un reflejo de los problemas estructurales de Alpine, que van desde una configuración técnica deficiente hasta una falta de estrategia coherente. El equipo no ha sabido adaptarse a las demandas de Spa ni ofrecer a Colapinto un entorno que le permita brillar. Si Alpine desea mantenerse competitivo y justificar la apuesta por jóvenes talentos, debe abordar estas falencias con urgencia, priorizando un desarrollo equilibrado para ambos pilotos y una toma de decisiones más efectiva. De lo contrario, resultados como el 19º puesto de Colapinto seguirán siendo la norma, frustrando tanto al piloto como a los aficionados que esperan verlo progresar en la Fórmula 1.