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GRAVE DENUNCIA

La aterradora declaración de la mujer que denunció a Sebastián Villa: “Él no paraba y a mí me dolía todo”

la mujer que denunció a Sebastian Villa por abuso sexual, amplio su declaraciones este lunes frente a la fiscal Vanesa González.

Sebastián Villa
Sebastián Villa

“Me preguntaba si me gustaban sus compañeros, y Cardona. Yo estaba acostada boca abajo. No podía mover la cabeza ni nada de mi cuerpo, no podía respirar y él seguía. Yo sentía que él lo estaba disfrutando, no paraba y a mi me dolía todo”. 

Durante seis horas relató cómo conoció al futbolista, qué sucedió la noche del 26 de junio del 2021 y cómo, supuestamente, el entorno de Villa intentó darle dinero para que no realizará la denuncia. Infobae accedió al testimonio completo de la mujer, que quedó asentado en el expediente en un documento de 14 fojas.


“Yo lo conozco a Sebastián Villa en la cuarentena, en un bar, en el año 2020. El Bar es El Toro y queda en calle 9 de Julio de la Ciudad de Buenos Aires. Tuvimos una conexión, charlamos, bailamos, todo normal. Teníamos una relación normal. Él, igualmente, era celoso, pero celos y terminaba, nunca había visto agresividad. Así nos vimos durante un año. Conocí a sus hermanos y a su entorno”, comenzó su relato.

Luego, la victima se adentró directamente en lo sucedido el 26 de junio pasado. Contó que esa tarde/noche estuvo con Villa en un asado, en otro country y junto a otros invitados, hasta que decidieron irse a la casa del futbolista, ubicada en el Lote 146 del Country Venado II. “Cuando llegamos del asado, él puso un parlante y música, bailamos, cantamos y hacíamos chistes. Él estaba tomando. En un momento, dice que tiene que descansar. Nos vamos a acostar”.

La mujer explicó que en la casa, mientras ellos estaban en la habitación, habían quedado un tal Félix, que identificó como asistente del futbolista colombiano, y el “Vikingo”, guardaespaldas del jugador de Boca. El primero, luego, decidió irse y sólo quedó el custodio.

“Quiero agregar que en el asado ya venían los comentarios y las miradas feas. Yo me di cuenta de que algo pasaba. Me miraba feo. Yo, la verdad, es que me llevo bien con los jugadores, él estaba celoso y me hacía comentarios cada tanto, nada grave, aunque eran habituales”, continuo la mujer.

Tras una pausa en su declaración, las lágrimas comenzaron a recorrerle la cara a la víctima. Le tomó unos minutos componerse y siguió con su testimonio: “El va al baño, yo me saco el buzo, me saco las medias, me saco las botas, me acuesto del lado derecho de la cama y él se acuesta conmigo. Estaba sobre su pecho acostada y estaba bien, satisfecha con la persona que quería. Pero, en ese momento, su actitud cambió”.

“Él me empieza a hablar feo, me empieza a insultar y me decía que sabía que no podía confiar en mí. Le digo que no entiendo. Me dice que me hago la que no entiendo, me dice que me hago la boba. Me dice que yo pienso que él no se da cuenta, que él sabía que yo estaba con sus compeñeros. Intento moverme para ver qué le pasaba. Me agarra del pelo de atrás, a la altura de la nuca, y me atrae brusco hacia su pecho. Me agarra de la cara y me pregunta: ‘¿Estuvo con mi compañero o no?’. Yo no sabía de quién me hablaba”, continuó frente a la fiscal.

La mujer rompió en llanto nuevamente y le pidió un momento a la fiscal, quien le ofreció un vaso de agua pero ella lo rechazó. Según pudo reconstruir este medio, respondió: “Siento que si tomo el agua la voy a vomitar”. Luego de unos minutos, pudo seguir con su relato.

“El seguía, estaba enojado y agresivo. No podía controlarlo en su enojo. Él, cuando me saca el short, me tira en la cama. Me agarra a la fuerza y me penetra vía vaginal. Ya me tenía en su poder. Me tira boca arriba, pone la rodilla arriba de mi pierna... Fue muy doloroso. Le dije que me deje, que no estaba bien lo que estaba haciendo y me penetra. Fue lo más asqueroso que se pueda sentir, porque yo trataba de cerrar mis piernas, pero él me tenía ya del cuello, me asfixiaba, me agarraba la nariz, la boca. Yo no lo podía sacar de encima. De tanto forcejeo, me quedo sin aire y sin fuerza, por el cuerpo de él y la presión. Mi pelo en mi cara no me dejaba respirar ya. Yo no lo podía sacar de encima, yo sentía que era una lucha que no podía. El me sigue penetrando, yo lloraba y no podía respirar, fue un desastre”, contó bajo juramento.

La víctima explicó también que “Vikingo”, el empleado de seguridad de Villa, subió la musica para que no se escucharan sus gritos.


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