Este sábado promete emociones fuertes para los fanáticos del tenis argentino. Sebastián Báez y Tomás Etcheverry saldrán a la cancha con un mismo objetivo: meterse en la tercera ronda del prestigioso Masters 1000 de Cincinnati, una de las últimas escalas antes del esperado US Open.
Ambos jugadores atraviesan un año irregular, con más sombras que luces, pero esta oportunidad representa mucho más que un simple partido: es una chance para cambiar el rumbo de la temporada y llegar fortalecidos al Grand Slam estadounidense.
El primero en presentarse será Tomás Etcheverry, alrededor de las 13:10 (hora argentina), ante el talentoso canadiense Felix Auger-Aliassime, actual número 23 del mundo. Un rival de peso para un Etcheverry que busca consolidarse entre los grandes, luego de una primera mitad del año llena de altibajos.
El platense viene de una actuación sólida en Cincinnati. En su debut, protagonizó una remontada memorable frente al joven chino Shang Juncheng, que le devolvió la confianza. Desde que rompió relación con su ex entrenador Horacio de la Peña, Etcheverry parece reencontrarse con su mejor versión: más enfocado, más agresivo y, sobre todo, más decidido.
Si logra imponerse ante Auger-Aliassime, no solo avanzará a la tercera ronda, sino que también enviará una señal clara de que aún tiene mucho que decir en esta temporada.
A continuación, y en la misma cancha, será el turno de Sebastián Báez. El oriundo de San Martín logró una valiosa victoria en su debut frente al belga David Goffin, lo que marcó su primer triunfo en superficie dura en casi un año. Una señal alentadora para quien ha estado luchando por reencontrarse con su mejor tenis.
Su rival será otro canadiense: Gabriel Diallo, número 30 del ranking y una de las revelaciones del circuito este año. Diallo viene en ascenso y será una prueba exigente para Báez, que necesita encadenar triunfos si quiere cerrar el 2025 con una nota positiva.
La temporada ha sido difícil para Báez, que no logró continuidad ni en resultados ni en rendimiento. Sin embargo, la victoria ante Goffin le dio oxígeno y, sobre todo, motivación. Superar a Diallo podría ser el envión anímico que tanto busca.
Este Masters 1000 es clave no solo por el prestigio del torneo, sino porque es uno de los últimos antes del US Open. Llegar con ritmo, confianza y victorias puede marcar una gran diferencia en el rendimiento de ambos jugadores en el último Grand Slam del año.
Etcheverry y Báez saben que cada punto cuenta, no solo en el ranking, sino en la confianza. Y este sábado, en Cincinnati, tendrán la oportunidad de cambiar el curso de su 2025.