La Argentina tendrá un crecimiento económico superior al promedio de los países latinoamericanos y caribeños en 2025 y 2026, aunque con una retracción debida a una “normalización del ciclo” luego de la recuperación experimentada tras “dos años de contracción”.
El último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé para 2025 un crecimiento del PBI para toda la región del 2,4%, que será del 2,9% para los países de América del Sur y, dentro de estos últimos, se destaca el caso argentino, con una tasa del 4,3%.
Para el año próximo, las proyecciones del organismo marcan un 2,3% para toda América Latina y el Caribe, 2,4% para Sudamérica y 3,8% para la Argentina.
Las causas de la mejora
Cepal atribuyó la mejora de la actividad en el país a “la recuperación de la actividad económica derivada de su plan de estabilización tras dos años de contracción”, aunque con descripciones sectoriales que no coinciden con las precisadas por diferentes instituciones económicas y hasta las propias estadísticas oficiales.
Al respecto, indicó que el crecimiento de la Argentina en 2025 “se apoya en la fuerte recuperación de la demanda interna a través tanto del consumo privado como de la formación bruta de capital” y entre los sectores que dinamizaron ese cambio no señaló a la energía, la minería o el agro sino a “la construcción, la industria, el comercio y la intermediación financiera”.
Recaudación y gasto
En el informe de Cepal se advierte sobre una “contracción” en la tasa de crecimiento real de la recaudación, debido a “la alta base de comparación con el mismo período del año anterior, asociada al vencimiento del impuesto PAIS en diciembre de 2024”.
También se hace mención al incremento del gasto, basado principalmente al “ajuste de las jubilaciones y pensiones bajo el mecanismo de movilidad, que superó la variación del índice de precios al consumidor”.
Inflación
Por otra parte, la Comisión agrupó a la Argentina dentro de los países con “ un historial de inflación crónica” junto a Cuba, Haití, Surinam y Venezuela, aunque rescata que “seguirá bajando”.
De todos modos, señaló que en todos los casos, la inflación “permanecerá en niveles elevados debido a los desequilibrios estructurales que caracterizan a estas economías”.
“La incertidumbre sobre su trayectoria es mayor y dependerá sobre todo del tipo de cambio y de la disponibilidad de activos externos, factores clave en sus planes de estabilización”, acotó.
Más que la región
El contraste con la mayoría de los países de la región queda puesto de manifiesto al comprobarse que el promedio en 2026 “se ubicará en torno a una mediana regional del 3% (anual), lo que representa un aumento con respecto al cierre estimado de 2025”, del 2,4%.
Respecto a los niveles de años anteriores, Cepal valora que “la inflación habría continuado descendiendo en 2025 gracias a factores externos favorables y políticas monetarias prudentes y, si bien se espera que repunte en 2026, la cifra del 3% apunta a una normalización gradual de los precios en la región”.
El contexto internacional
“En 2025 se produjeron importantes cambios en el contexto internacional, debidos particularmente a los cambios en la política arancelaria de la principal economía del mundo y al reacomodo de los bloques comerciales, choques cuyas consecuencias continuarán manifestándose en los próximos años”, planteó Cepal.
Para 2026, las perspectivas “indican que el crecimiento económico mundial seguirá moderándose debido a estos choques y a diversas tendencias simultáneas, como la rivalidad y fragmentación geoeconómicas, las condiciones financieras restrictivas, el debilitamiento del comercio internacional y las tensiones geopolíticas, entre otras, que han limitado la expansión sostenida de la demanda agregada mundial”, finalizó.