El Banco Central de la República Argentina confirmó que a partir de enero modificará el funcionamiento de las bandas de flotación del dólar, que pasarán a actualizarse mensualmente de acuerdo con la inflación. La decisión se inscribe en una nueva etapa del programa monetario y cambiario y estará acompañada por una estrategia de acumulación de reservas internacionales que podría alcanzar hasta USD 17.000 millones, en función de la evolución de la demanda de dinero.
Con el nuevo esquema, el piso y el techo dentro de los cuales se moverá el tipo de cambio oficial se ajustarán todos los meses al ritmo del último dato de inflación informado por el Indec. El objetivo es dotar de mayor previsibilidad al sistema cambiario y evitar desfasajes prolongados entre el valor del dólar y la dinámica de precios de la economía.
En paralelo, la autoridad monetaria delineó un plan para fortalecer las reservas internacionales, vinculado al proceso de remonetización de la economía. Según las proyecciones oficiales, la base monetaria podría expandirse desde el 4,2% del Producto Bruto Interno hasta cerca del 4,8% hacia el cierre del próximo año, lo que se financiaría con compras de divisas por alrededor de USD 10.000 millones, siempre que la balanza de pagos acompañe.
El esquema contempla un escenario de mayor acumulación si la demanda de pesos crece por encima de lo previsto. En ese caso, las compras de dólares podrían escalar hasta los USD 17.000 millones, sin necesidad de recurrir de manera permanente a mecanismos de esterilización, lo que implicaría un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda de dinero.
En cuanto a la operatoria en el mercado cambiario, el Banco Central ajustará el volumen diario de compras para que represente aproximadamente el 5% del total negociado. No obstante, se reserva la posibilidad de realizar adquisiciones de mayor magnitud en momentos puntuales para evitar distorsiones o movimientos bruscos en el tipo de cambio.
La política monetaria seguirá tomando como referencia el comportamiento de la inflación, la actividad económica y las condiciones financieras. En caso de que la inflación local supere a la internacional, el organismo adoptará una postura más contractiva para preservar el proceso de desinflación y la estabilidad macroeconómica.
Para regular la emisión asociada a la compra de reservas, el Banco Central continuará utilizando herramientas tradicionales, como las operaciones de mercado abierto con LECAPs y los acuerdos de repos con las entidades financieras. A su vez, seguirá avanzando de manera gradual en la normalización de los encajes bancarios, con el objetivo de sostener la estabilidad de precios y fortalecer la intermediación financiera.
En el cierre del comunicado, el organismo destacó que el nuevo esquema apunta a acompañar un ciclo de crecimiento de la actividad económica y del crédito al sector privado, impulsado por señales de mercado que favorecen la inversión, las exportaciones y el consumo. En ese marco, el Banco Central buscará abastecer la demanda de dinero mediante la compra de reservas internacionales, manteniendo un sesgo monetario prudente para continuar reduciendo la inflación.