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Guerra en Medio Oriente

El conflicto en Medio Oriente sacude la economía argentina: oportunidades y riesgos en un escenario de incertidumbre global

El conflicto entre EEUU e Irán podría traer beneficios para las exportaciones energéticas de la Argentina, pero también generar presión inflacionaria y aumentar la volatilidad financiera

El conflicto en Medio Oriente sacude la economía argentina: oportunidades y riesgos en un escenario de incertidumbre global

El recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente ha desatado una nueva ola de incertidumbre global, con implicaciones directas para la economía argentina.

 

Mientras el alza en los precios del petróleo abre oportunidades para fortalecer la balanza comercial energética, las tensiones geopolíticas amenazan con encarecer los combustibles y avivar la inflación local, profundizando los desafíos para el Gobierno de Javier Milei.

Una oportunidad en el horizonte energético

A diferencia de la crisis desatada por la invasión rusa a Ucrania en 2022, que disparó los precios del crudo y golpeó las reservas del Banco Central, Argentina se encuentra hoy en una posición más sólida. Con una producción de petróleo de 760.000 barriles diarios, de los cuales 230.000 se destinan a la exportación, el país podría capitalizar el encarecimiento del barril. Según proyecciones para 2024, el superávit comercial energético podría oscilar entre USD 6.000 y 7.500 millones, con la posibilidad de alcanzar los USD 9.000 millones si los precios se mantienen elevados, como señaló Daniel Montamat, exsecretario de Energía.

El yacimiento de Vaca Muerta, pilar del sector hidrocarburífero, se beneficia directamente de un barril por encima de los USD 80, lo que incrementa su rentabilidad y atrae inversiones. “La ventaja puede venir por el ingreso de divisas y el impulso a Vaca Muerta”, afirmó Montamat, destacando el potencial de un barril más caro para consolidar el superávit energético.

El costo interno: inflación y presión en los surtidores

Sin embargo, el panorama no es completamente alentador. El aumento de los precios internacionales del petróleo ya impacta el mercado interno. En la última semana, estaciones de servicio como YPF, Axion y Shell aplicaron subas del 2,5% en la Ciudad de Buenos Aires, llevando la nafta súper a $1.215 y la premium a $1.435, valores récord que golpean el bolsillo de los consumidores. Este encarecimiento de los combustibles amenaza con alimentar la inflación, un problema persistente en la economía argentina.

El exministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, advirtió que “la inestabilidad seguro va a castigar a los activos argentinos”. La presión sobre los precios podría obligar al Gobierno a revisar impuestos y subsidios para mitigar el impacto, una medida que tensiona las arcas públicas en un contexto de ajuste fiscal.

Volatilidad financiera y desafíos para la deuda

La incertidumbre global también reverbera en los mercados financieros. Aunque la reacción inicial a las tensiones bélicas fue moderada, un escalamiento del conflicto podría desatar mayor volatilidad, afectando los bonos soberanos argentinos. La reestructuración de la deuda externa, un objetivo clave del Gobierno, se complica en un escenario de mercados nerviosos, mientras los activos locales ya muestran signos de debilidad.

Un delicado equilibrio

Argentina enfrenta un escenario de doble filo. Por un lado, el encarecimiento del petróleo representa una oportunidad para engrosar las divisas y potenciar Vaca Muerta. Por otro, la suba de combustibles y la inestabilidad financiera amenazan con exacerbar la inflación y complicar la gestión económica. En un contexto global convulsionado, el Gobierno deberá navegar con precisión para aprovechar las oportunidades sin sucumbir a los riesgos de un mundo en tensión.

 


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