El Fondo Monetario Internacional volvió a poner el foco en uno de los puntos más sensibles de la economía argentina: la debilidad de las reservas del Banco Central. La advertencia llegó nuevamente de la mano de Julie Kozack, vocera del organismo, quien reconoció los avances económicos del Gobierno pero subrayó que el país enfrenta serias dificultades para alcanzar la meta de acumulación de dólares pactada para este año.
El mensaje fue claro y directo. Si bien el FMI valoró la reducción de la inflación y la mejora en los indicadores sociales respecto de meses anteriores, la acumulación de reservas continúa siendo el talón de Aquiles del programa económico. Para fin de año, la meta implica sumar alrededor de 5.000 millones de dólares, un objetivo que el propio Fondo ve como “desafiante” y difícil de cumplir en el contexto actual.
La posibilidad de que la Argentina reciba un nuevo waiver —un perdón técnico por incumplir metas— vuelve a tomar fuerza. El organismo ya había otorgado uno en julio y ahora evalúa repetir la decisión para que el programa continúe activo sin trabas. Sin embargo, en Washington remarcan que cualquier medida se definirá recién en la próxima revisión técnica, donde se evaluará en detalle el desempeño del país.
Kozack evitó adelantar si el FMI considerará el swap con Estados Unidos como parte de las reservas del Banco Central, un punto clave para mejorar los números en el corto plazo. Explicó que el Fondo tiene un marco específico para tratar estos instrumentos, pero dejó en claro que recién se conocerá la postura oficial cuando el staff publique el próximo informe. La respuesta, por lo tanto, seguirá en suspenso.
La vocera insistió en que la acumulación de reservas es fundamental para sostener la estabilidad lograda en los últimos meses. Para el FMI, un Banco Central con mayor poder de fuego es necesario no solo para evitar movimientos bruscos en el dólar —un factor que repercute de inmediato en precios y expectativas—, sino también para que la Argentina tenga acceso más fluido a los mercados internacionales de crédito.
En ese sentido, la advertencia del organismo funciona como un llamado de atención para el Gobierno, que deberá acelerar las estrategias para sumar divisas. Expertos locales señalan que la falta de dólares sigue siendo la principal vulnerabilidad de la economía, ya que limita la posibilidad de financiar importaciones, encarece el crédito y alimenta la volatilidad cambiaria.
Aunque el FMI mantiene un tono de respaldo hacia el rumbo general del programa —especialmente por el orden fiscal y la desaceleración inflacionaria—, también deja en claro que sin un colchón de reservas más robusto, cualquier avance puede quedar expuesto a shocks externos. Para un país que depende fuertemente de las exportaciones de commodities y del acceso al financiamiento, esta debilidad representa un riesgo permanente.
En los próximos meses, la atención estará puesta en la revisión del organismo, que definirá si corresponde otorgar un nuevo perdón y cuáles serán las exigencias para la siguiente etapa del acuerdo. El Gobierno, por su parte, buscará mostrar señales de estabilidad y avances en la reconstrucción de reservas, conscientes de que este factor será determinante para sostener la confianza interna y externa.
El FMI dejó un mensaje firme: la economía argentina muestra progresos, pero sin una mejora sustancial en las reservas, el camino hacia una recuperación sostenida seguirá siendo frágil. La respuesta oficial y las medidas que se tomen en las próximas semanas marcarán el pulso de un fin de año decisivo para el programa económico.