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La canasta navideña subió un 27% en 2025

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La canasta navideña subió un 27% en 2025

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El precio del arbolito de Navidad genera sorpresa y crece la preferencia por las ofertas chinas

La diferencia de precios vuelve a marcar la tendencia de compra para estas fiestas.

El precio del arbolito de Navidad genera sorpresa y crece la preferencia por las ofertas chinas

Con la llegada de diciembre y el clásico ritual de armar el arbolito el 8, muchos hogares argentinos vuelven a enfrentarse a la misma pregunta: ¿conviene renovar los adornos o estirar un año más lo que ya hay? La respuesta depende, como siempre, del presupuesto. Y este año la diferencia de precios entre los artículos navideños nacionales y los importados volvió a quedar en evidencia.

El impacto inflacionario, sumado al incremento de los costos de producción locales, llevó a que un set navideño de fabricación argentina —con árbol, bolitas, estrella y algunos adornos adicionales— ronde los $77.500. Es un monto significativo que muchas familias están intentando evitar, especialmente en un diciembre cargado de gastos.

En contraste, las plataformas chinas como Shein y Temu ofrecen productos similares por US$32, unos $47.360 al tipo de cambio oficial del 4 de diciembre. La diferencia supera los treinta mil pesos y se convierte en un factor decisivo a la hora de elegir. El ahorro es notable, aunque el riesgo también existe: calidad variable, demoras en la entrega y productos que no siempre coinciden con las fotos publicadas.

Supermercados: variedad amplia, precios altos

En las grandes cadenas, la oferta de árboles y adornos es abundante, pero los precios pueden sorprender. Un pino de tamaño estándar arranca en los $30.000, mientras que los modelos más frondosos y de mejor terminación pueden trepar hasta los $400.000. Para muchos hogares, estas cifras resultan directamente inaccesibles.

Los supermercados apuestan a la comodidad del “todo en un solo lugar”, pero la diferencia de precios frente a otros puntos de venta hace que no siempre sean la opción preferida.

Comercios chicos: precios más accesibles y compras más personalizadas

Los negocios de barrio, tradicionales en estas fechas, ofrecen una variedad más acotada pero con costos sensiblemente menores. Los pinos “pelados” pueden conseguirse por $10.000, y los modelos de mejor calidad llegan a los $150.000. Los adornos también muestran un rango que va de los $3.000 a los $20.000, desde guirnaldas simples hasta pesebres más elaborados.

Para muchos consumidores, la ventaja de ver el producto antes de comprar sigue pesando más que la promesa de un paquete importado, especialmente cuando se trata de artículos decorativos.

Ofertas chinas: tentación por precio, dudas por calidad

Las plataformas internacionales volvieron a ubicarse entre las opciones más buscadas por quienes priorizan el ahorro. Sus precios competitivos y la entrega a domicilio resultan un combo difícil de ignorar en pleno diciembre.

Pero no todo es color de rosas:

  • La densidad y calidad del árbol puede ser inferior a lo que muestran las imágenes.
  • Algunos productos no cuentan con certificación, especialmente luces y adornos eléctricos.
  • Las demoras o retenciones generan incertidumbre en plena temporada navideña.

Aun así, el precio final termina inclinando la balanza para una parte importante de consumidores.

Entre tradición y presupuesto

Si algo caracteriza a esta época del año es la mezcla de ritual y emoción que acompaña al armado del árbol. Sin embargo, la realidad económica obliga a ajustar expectativas. Muchas familias optan por reciclar adornos, retocar árboles antiguos o comprar solo lo imprescindible para renovar un poco la decoración.

El ingenio se convierte en un aliado clave, con trucos caseros para “engordar” pinos poco frondosos, adornos hechos a mano y compras mínimas pero estratégicas.

Armar el arbolito este diciembre vuelve a reflejar el momento económico del país: precios altos, importados más accesibles y decisiones que se toman con lupa. Entre lo nacional, lo chino y lo artesanal, cada hogar busca la manera de mantener viva la tradición sin desbordar el presupuesto, apostando a una Navidad que conserve su brillo aun cuando los números aprieten.

 


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