El costo de vivir en Argentina sigue en aumento. Según el Indec, durante noviembre de 2025, una familia tipo necesitó $1.257.329 para cubrir la canasta básica total (CBT), que define la línea de pobreza, mientras que la canasta básica alimentaria (CBA), que marca la línea de indigencia, alcanzó los $566.364.
El incremento mensual fue del 3,6% para la CBT y del 4,1% para la CBA. En lo que va del año, la canasta total acumula un alza del 22,7% y la alimentaria del 21,1%. La variación interanual llega al 25,4% y 28,9% respectivamente, mostrando cómo la inflación impacta de manera directa en los gastos familiares.
El Indec toma como referencia al denominado “Hogar 2”: un varón de 35 años, una mujer de 31, un hijo de 6 y una hija de 8, equivalente a 3,09 adultos. Mientras la CBA cubre únicamente los alimentos esenciales, la CBT incluye también transporte, educación, vestimenta y servicios, estableciendo así la línea de pobreza.
Estos números reflejan una realidad que se repite en todo el país: los salarios y jubilaciones no alcanzan para cubrir los aumentos constantes, y muchas familias se ven obligadas a ajustar sus gastos diarios. Los productos que más impactan en el bolsillo son alimentos básicos, transporte y servicios, y la combinación de estos aumentos genera tensión financiera en los hogares.
La medición del Indec funciona como un termómetro de la situación social y económica del país. Cada actualización mensual permite observar cómo la inflación condiciona la capacidad de las familias para cubrir necesidades esenciales y proyecta un escenario complicado para los próximos meses, especialmente para los sectores más vulnerables.
En síntesis, en Argentina la canasta básica sigue creciendo por encima de los ingresos promedio, y la lucha por mantener la calidad de vida ante los aumentos constantes continúa siendo uno de los principales desafíos de millones de hogares.