Hay sabores que nos transportan automáticamente a la infancia y las galletitas merengadas son, sin duda, uno de ellos. Con ese equilibrio perfecto entre la suavidad del malvavisco y la crocancia de las tapitas, estas delicias caseras son ideales para compartir en una tarde de mate o café.
Hacerlas en casa no solo es más económico, sino que también permite jugar con los aromas, los colores y los detalles que más te gusten. Esta versión casera te permite recrear ese clásico sabor de panadería, pero con ingredientes simples y mucho amor. El resultado es una galleta que no solo conquista por su aspecto, sino que también ofrece una textura y un sabor únicos.
Para las galletitas:
250 g de harina 0000
100 g de manteca
100 g de azúcar impalpable
1 huevo
Esencia de vainilla a gusto
Para el relleno de malvavisco:
1 taza (200 g) de azúcar común o light
125 ml de agua
14 g de gelatina sin sabor
1 cucharadita de esencia de frutilla
Colorante rosa (cantidad necesaria)
Coco rallado para rebozar
Azúcar impalpable y almidón de maíz para espolvorear
Lo primero que vas a hacer en esta preparación es comenzar a hacer el malvavisco: en una olla, combiná el azúcar, el agua y la gelatina sin sabor. Cociná a fuego medio hasta que rompa hervor y se forme un almíbar ligero. Luego, volcá la mezcla caliente en un bol y batí con batidora eléctrica por unos 10 minutos, agregando la esencia y el colorante. Debe quedar una crema espesa, aireada y clara.
Volcá la mezcla en una fuente rectangular forrada y espolvoreada con azúcar impalpable y maicena. Nivelá bien y llevá a la heladera por al menos 3 horas. Una vez firme, desmoldá y cortá en círculos pequeños con un cortante.