El clericó es uno de los tragos más consumidos en la Argentina, ya sea en una tarde calurosa de verano o una ocasión especial como el brindis de Año Nuevo.
Este cóctel, que nació en celebraciones romanas y celtas, en Europa, parte de la fresca combinación de vino, frutas de temporada y hielo, que luego se fusionan en una jarra para madurar unas horas en la heladera hasta alcanzar el punto justo.
El clericot es fácil de preparar y sigue presente en muchos hogares de Latinoamérica, donde se popularizó tras la llegada de los británicos, quienes traían la receta desde sus tiempos de la colonización de la India (allí el trago see llamaba "clarete").
En Argentina se lo consume comúnmente con vino tinto, aunque también puede ser blanco o rosado. Los expertos sommeliers recomiendan la elección de vinos jóvenes y frutados para este trago.
El clericó no es lo mismo que la sangría, otro clásico local, el cual tiene sus orígenes en España y su preparación incluye un toque bien ácido de limón y especias.
Clericó: calorías y nutrientes
Una duda muy común sobre el clericó tiene que ver con la cantidad de calorías que aporta y si las frutas conservan sus nutrientes luego de ser mezcladas con alcohol en la jarra.
Sobre la cuestión de las calorías, un vaso puede aportar unas 400 en promedio. Siempre depende de los ingredientes, principalmente si se utiliza azúcar o edulcorante para prepararlo, siendo esta última opción ligeramente más liviana.
Por otro lado, el clericó reúne varias ventajas nutricionales además de ser refrescante. Al igual que todos los tragos con frutas, aporta diversos nutrientes, como vitaminas, antioxidantes y otros compuestos.
Para saber específicamente cuáles, todo depende tanto del tipo de vino por el que se opte como de la fruta. Lo cierto es que el vino contiene vitaminas de la uva, como la vitamina C y la vitamina B1, entre otras. Además, los tintos poseen resveratrol, un antioxidante natural presente en la cáscara de las uvas.
Cómo preparar clericó
El clericó se puede preparar a base de vino tinto, blanco, rosado o sidra. En la Argentina es bastante común su elaboración con vinos tintos. Se necesita un litro de esta bebida y comenzar preparando hielo en la heladera.
Separar en la mesada de la cocina una naranja cortada en rodajas, una manzana, una pera y un durazno picados en cubos de aproximadamente un centímetro. Si se quiere dar un toque especial, se pueden sumar frutillas, fresas o arándanos.
Tener lista también la azucarera para usar dos cucharadas grandes. Puede reemplazarse por igual cantidad de miel o edulcorante. Para completar la preparación, se necesita un cuarto de taza de licor de naranja (cointreau).
En una jarra o en un bol grande colocar el vino y las frutas. Revolver apenas con cuchara de madera. Agregar el azúcar o su reemplazo y el licor. Revolver un poco más.
Es muy importante llevar la preparación a la heladera como mínimo durante 20 minutos o media hora para que se produzca el maridaje. Se sirve en vaso o copa con hielo y con cuchara para comer la fruta.