Comer alfajores caseros es uno de los mayores placeres de la vida, ya que son irresistibles y cargados de identidad argentina. Por eso, con pocos ingredientes y pasos sencillos, es posible lograr una receta rendidora que sorprenda a todos en la mesa. En este caso, la clave está en el cacao, que aporta sabor y color sin necesidad de usar chocolate ni frutas.
Esta versión económica y práctica permite elaborar hasta 24 unidades con apenas un huevo, ideal para compartir en familia, llevar a la escuela o disfrutar en la merienda. Además, es una alternativa casera frente a los clásicos de confitería, con la ventaja de poder elegir el relleno que más guste, desde dulce de leche hasta cremas caseras.
Paso a paso: cómo hacer alfajores de cacao caseros
Ingredientes
Para la masa:
Manteca: 150 g
Azúcar: 120 g
Huevo: 1
Yema: 1
Esencia de vainilla: 2 cucharadas
Harina 0000: 340 g
Cacao amargo en polvo: 35 g
Polvo de hornear: 1 ½ cucharada
Bicarbonato de sodio: 1 ½ cucharada
Para el armado:
Dulce de leche: 700 g
Baño de repostería semiamargo: 400 g
Cómo hacer alfajores de cacao
En un bol, batir la manteca con el azúcar durante unos 5 minutos, hasta obtener una crema. Agregar el huevo y luego la yema. Perfumar con la esencia de vainilla.
Tamizar la harina junto con el cacao, el polvo de hornear y el bicarbonato. Integrar estos ingredientes secos a la mezcla anterior y unir hasta formar una masa homogénea. Llevar la masa a la heladera durante al menos 2 horas.
Dividir la masa en porciones y estirarlas hasta un espesor de 5 mm. Cortar las tapas con un cortapastas de aproximadamente 8 cm de diámetro.
Colocar las tapas sobre una placa enmantecada y hornear en horno precalentado a 180°C durante 15 minutos. Retirar y dejar enfriar completamente y luego unir las tapas con abundante dulce de leche en el centro.
Baño de chocolate:
Derretir el baño de repostería semiamargo y sumergir cada alfajor hasta cubrirlo por completo. Colocar sobre papel manteca y dejar secar a temperatura ambiente.
Este tipo de alfajor, ideal para acompañar con un café, combina la textura tierna de las tapas con la cremosidad del dulce de leche y el contraste del chocolate semiamargo. Una receta ideal para agasajar o darse un gusto especial sin necesidad de complicaciones ni ingredientes difíciles de conseguir.