El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que Ucrania “quiere terminar la guerra” y aseguró que el proceso para alcanzar una salida negociada ya entró en una fase más definida. La declaración llegó luego de su reunión con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, realizada en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, en un contexto marcado por la reactivación de contactos diplomáticos y movimientos estratégicos entre las principales potencias involucradas en el conflicto.
Según planteó Trump, el clima del encuentro fue positivo y dejó señales claras de que existe voluntad política para avanzar hacia una solución de fondo. En ese sentido, remarcó que la sociedad ucraniana busca poner fin a la guerra y que las conversaciones actuales apuntan a construir un acuerdo duradero, más allá de medidas temporales que puedan resultar frágiles.
El líder republicano se mostró en sintonía con la postura del presidente ruso, Vladímir Putin, respecto al rechazo de un alto el fuego transitorio. Desde su visión, una pausa sin un esquema sólido podría derivar en una reanudación de las hostilidades y prolongar el conflicto en el tiempo. Por eso, insistió en la necesidad de una arquitectura de seguridad estable que evite nuevos ciclos de violencia en Europa del Este.
Consultado sobre los plazos para una eventual resolución, Trump fue cauto y dejó abiertas distintas posibilidades. Sostuvo que, si las negociaciones avanzan de manera favorable, el acuerdo podría concretarse en pocas semanas, aunque reconoció que un escenario adverso podría estirar el proceso o incluso frustrarlo. “También existe la posibilidad de que no se resuelva, y sería una pena”, señaló, marcando los límites de la diplomacia en un conflicto de alta complejidad geopolítica.
Uno de los puntos centrales de sus declaraciones fue el rol que asumirá Estados Unidos en la etapa que viene. Trump adelantó que Europa tendrá una “gran parte” de la responsabilidad en las garantías de seguridad para Ucrania, lo que sugiere un cambio de enfoque por parte de Washington. En ese esquema, la Casa Blanca pasaría de ser un garante directo a desempeñar un papel más político y de facilitador del diálogo entre las partes.
En paralelo, el presidente estadounidense confirmó que mantuvo una conversación telefónica “productiva” con Vladímir Putin, un dato que refuerza la idea de que el canal de diálogo entre Washington y Moscú sigue activo. Desde el entorno del Kremlin también se validó ese intercambio, que habría servido para sostener negociaciones de alto nivel y preparar el terreno para futuros entendimientos.
Este contacto directo alimenta la hipótesis de un eventual acuerdo bilateral previo entre Estados Unidos y Rusia, que luego podría ampliarse a una mesa tripartita con la participación de Ucrania. Aunque no se difundieron detalles concretos de la charla, el mensaje político fue claro: las principales potencias buscan recuperar capacidad de negociación directa para destrabar un conflicto que lleva años y tuvo un fuerte impacto global.
Por su parte, Volodímir Zelenski destacó los resultados de su reunión con Trump y habló de “grandes logros” en el plano diplomático. Ante la prensa, aseguró que las garantías de seguridad por parte de Estados Unidos, un punto clave para cualquier acuerdo de paz, estarían “acordadas al 100%”, lo que representa un avance significativo para Kiev en su intento de consolidar respaldo internacional.
El mandatario ucraniano también señaló que un plan económico para la reconstrucción y revitalización del país se encuentra “casi finalizado”. Este aspecto resulta central para Ucrania, que enfrenta un escenario de fuerte desgaste productivo, infraestructura dañada y necesidad urgente de inversiones para sostener la posguerra.
Sin embargo, más allá de los gestos optimistas, las negociaciones todavía muestran diferencias importantes. El intercambio de borradores entre Estados Unidos y Ucrania, junto con la presentación de una propuesta de 20 puntos impulsada por Zelenski, dejó en evidencia que no todos los actores comparten la misma hoja de ruta. Desde Moscú advirtieron que ese documento se aleja de los consensos preliminares alcanzados entre las potencias.
El conflicto en Ucrania sigue siendo uno de los principales focos de tensión internacional, con implicancias políticas, económicas y energéticas a escala global. En ese marco, las declaraciones de Trump y el tono de las reuniones recientes reconfiguran el escenario y abren una nueva etapa, en la que la negociación vuelve a ocupar un lugar central, aunque sin garantías inmediatas de éxito.
Mientras tanto, el mundo observa con atención los próximos movimientos diplomáticos, consciente de que cualquier avance o retroceso puede tener impacto directo en la estabilidad internacional y en el equilibrio de poder entre las principales potencias.
