Donald Trump volvió a poner a la marihuana en el centro del debate federal en EEUU. Este lunes, el presidente dijo que evalúa reclasificarla como una droga de menor peligrosidad, una posibilidad que ya había mencionado durante la campaña presidencial de 2024 y en declaraciones previas de este año.
El planteo surgió en una charla con periodistas en el Salón Oval, donde Trump manifestó que está considerando avanzar mediante una orden ejecutiva. Desde la Casa Blanca, sin embargo, buscaron moderar las expectativas y aclararon que aún no existe una definición tomada.
¿Qué dijo Trump exactamente?
“Estamos considerando eso. Mucha gente quiere ver la reclasificación, porque permite enormes cantidades de investigación que hoy no se pueden hacer”, afirmó el presidente. Minutos después, reforzó el mensaje: “Lo estamos analizando muy seriamente”.
Trump sostuvo que la reclasificación habilitaría estudios científicos que hoy encuentran barreras legales y administrativas. Sus palabras replicaron conceptos que ya había utilizado durante la campaña presidencial y en declaraciones públicas realizadas en agosto.
Un funcionario de la Casa Blanca precisó el viernes que “no se tomaron decisiones finales sobre la reclasificación de la marihuana”.
¿Cómo está clasificada hoy la marihuana en EEUU?
En la actualidad, el cannabis figura en la Lista I de sustancias controladas, la categoría más restrictiva del sistema federal. Comparte ese estatus con drogas como la heroína, el éxtasis y el peyote, una clasificación que supone alto potencial de abuso y ausencia de usos médicos aceptados.
La alternativa que analiza el Gobierno es trasladarla a la Lista III, donde se ubican sustancias como el Tylenol con codeína, la ketamina y la testosterona. Ese cambio no elimina las sanciones federales, pero sí modifica de forma sustancial el marco regulatorio.
¿Qué cambiaría con una reclasificación?
La reclasificación no equivale a legalizar la marihuana a nivel federal. A diferencia de una desclasificación total, las penalidades federales por uso y posesión seguirían vigentes.
Sin embargo, el cambio reduciría las trabas para la investigación científica y facilitaría la compra y venta de cannabis en los mercados estatales donde ya es legal. También tendría un impacto directo en la rentabilidad del sector, al aliviar la carga impositiva y mejorar el acceso al financiamiento, un punto clave para una industria valuada en miles de millones de dólares.
Versiones previas sobre una posible flexibilización ya habían impulsado al alza las acciones de empresas vinculadas al cannabis.
Apoyos, críticas y el antecedente de Biden
Trump respaldó públicamente la reclasificación durante la campaña presidencial. Desde la oposición, el senador demócrata Ron Wyden, de Oregon, cuestionó con dureza el planteo y acusó al presidente de intentar “hacer creer que legalizó la marihuana”.
Wyden sostuvo que la medida no despenaliza el consumo ni borra antecedentes penales, y remarcó que personas negras y latinas permanecen encarcelados por delitos menores vinculados al cannabis.
La administración de Joe Biden había iniciado el proceso para revisar la clasificación de la marihuana, aunque no llegó a concretar el cambio antes del final de su mandato. En paralelo, el Congreso recibió durante años proyectos de ley, impulsados tanto por demócratas como por republicanos, para bajar la categoría del cannabis o retirarlo del listado de sustancias controladas, sin que ninguno se transformara en ley.
El contraste con los estados
Mientras el debate federal sigue abierto, el mapa estatal avanzó a otro ritmo. Más de 40 estados legalizaron el uso medicinal de la marihuana y 24 estados, junto con Washington DC, autorizaron también su consumo recreativo.
Ese contraste entre la expansión de la regulación local y la cautela del Gobierno federal vuelve a quedar expuesto cada vez que la discusión regresa a la agenda presidencial.
