Una tarde agitada se vivió este miércoles en el aeropuerto internacional de Ezeiza cuando un vuelo de Flybondi con destino a Salta fue demorado por una amenaza de bomba. Todo ocurrió minutos antes de las 15, cuando un pasajero gritó “¡bomba!” mientras la aeronave se preparaba para despegar.
De inmediato, la tripulación activó el protocolo de seguridad correspondiente y el avión, identificado como vuelo FO 5164 y con matrícula LV-HKN, fue trasladado desde la posición 70 hasta ZULU 1, un sector reservado frente al cuartel de bomberos. Allí, los pasajeros fueron evacuados y se procedió a revisar tanto la aeronave como el equipaje.
El despliegue de seguridad incluyó personal especializado en explosivos, bomberos aeroportuarios y efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Después de más de tres horas de inspecciones, se confirmó que no había ningún artefacto sospechoso a bordo, por lo que el avión fue liberado y se retomaron los preparativos para el despegue.
Desde la aerolínea informaron que el nuevo horario de partida sería a las 19, provocando una demora superior a las cuatro horas. Muchos de los pasajeros afectados eran salteños que regresaban a la provincia tras compromisos laborales o personales, y manifestaron su malestar por la incertidumbre vivida durante el operativo.
El pasajero que generó la alerta fue identificado y retenido para ser evaluado por las autoridades. Se espera que enfrente consecuencias legales por alterar el orden público y provocar una falsa alarma que obligó a paralizar una operación aérea completa.
Si bien no es frecuente que ocurran este tipo de episodios, el hecho dejó en claro que los aeropuertos argentinos cuentan con protocolos estrictos ante cualquier amenaza. En este caso, la intervención fue rápida y efectiva, aunque dejó un sabor amargo entre quienes sólo buscaban llegar tranquilos a casa.
La capital salteña, uno de los destinos más elegidos del norte argentino, continúa recibiendo vuelos diarios desde Buenos Aires. Sin embargo, hechos como este obligan a repensar la responsabilidad de los pasajeros dentro de una aeronave, donde una palabra fuera de lugar puede desencadenar un operativo de gran magnitud.
