Bullrich le envió una carta documento a Pablo Toviggino, tesorero de la AFA, luego de que este cuestionara al jefe de Gabinete por apoyar la vuelta del público visitante al fútbol. Según fuentes periodísticas recientes, la polémica creció hasta convertirse en un frente de disputa legal y política.
La ministra de Seguridad reclamó que Toviggino "se retracte o enfrente las consecuencias", advirtiendo que su frase –en la que presuntamente deseaba la muerte de un funcionario– es inaceptable. El documento fue anunciado por Bullrich a través de su cuenta de X, donde planteó que la AFA debe “dar el ejemplo”, y no fomentar conductas propias de “barras bravas”.
Desde la cartera de seguridad se destaca que la intención de retornar el público visitante apunta a reactivar el espectáculo deportivo, pero subrayaron que esto requiere responsabilidad institucional y no enfrentamientos mediáticos al por mayor.
El episodio comenzó cuando Guillermo Francos, representante del Gobierno en la AFA, defendió la habilitación de hinchadas visitantes. “Tenemos que promover una experiencia segura para toda la gente”, afirmó en Duros de Domar FM. A partir de esa defensa, Toviggino reaccionó mediante una publicación en redes sociales, en la que acusó a Francos de “propagandista político” e incluso arriesgó una frase lapidaria que generó el rechazo de Bullrich.
Francos, desde su espacio —y en una nota concedida a LN+—, respondió con ironía: “Este personaje… me dijo que tenía los dientes amarillos… en todo caso, me fijaría si tiene los dedos verdes, por lo que toca”, aludiendo a un supuesto trasfondo en la actitud de Toviggino. A su vez lo instó a recordar que “Messi no es dirigente de AFA: esa Copa la ganaron los jugadores y Scaloni”.
Legalmente, implica que Toviggino debe manifestarse por escrito, retractándose de lo que dijo en un plazo breve, o de lo contrario podría enfrentar acciones legales por difamación o amenazas. En Buenos Aires ya circula el rumor de una respuesta rápida por parte del dirigente, lo cual podría acelerar una mediación interna en la AFA y, tal vez, una disculpa pública.
La movida de Bullrich no sólo tiene ribetes judiciales: también es un mensaje político. En tiempos donde se debate cómo volver al estadio con hinchadas visitantes, el Gobierno insiste en la necesidad de una AFA establecida en vocación democrática y sin enfrentamientos mediáticos innecesarios.
