La situación de Julio De Vido en el penal de Ezeiza volvió al centro de la escena tras una fuerte denuncia de su esposa, Alessandra Minnicelli, quien asegura que el exministro permanece detenido en condiciones “infrahumanas”. La detención se concretó el jueves pasado, luego de que la Corte Suprema rechazara un recurso que buscaba evitar la prisión efectiva en el marco de la causa vinculada a la tragedia de Once.
Según el testimonio de Minnicelli, De Vido se encuentra alojado desde el primer día en una celda de tres por tres metros, bajo un régimen de aislamiento que considera excesivo para una persona de su edad y con problemas de salud preexistentes. Pese a haber presentado reclamos formales ante el juzgado y el Servicio Penitenciario Federal, asegura que la situación “no mejoró en lo más mínimo” y que su esposo enfrenta una rutina diaria que agrava su estado físico y emocional.
Uno de los puntos que más indignación generó en la familia fue la restricción para ingresar alimentos o infusiones básicas. Según relató la mujer, al exministro solo le son provistos pan y agua caliente para un mate cocido elemental, mientras se le impide acceder a otros productos sencillos como té o yerba alternativa. Para Minnicelli, estos límites carecen de sentido y reflejan un trato que califica como “deshumanizado”. “Nadie está pidiendo un privilegio —sostuvo en declaraciones radiales—, simplemente condiciones mínimas de dignidad”.
Aunque pudo visitarlo en calidad de abogada, todavía no le permiten hacerlo como familiar, un obstáculo que profundiza la tensión y la incertidumbre. Sin embargo, destaca que el ánimo del exministro sigue firme, incluso frente a un escenario que describe como “muy adverso”.
La esposa de De Vido también cuestiona la acumulación de causas abiertas que enfrenta el exfuncionario, muchas de ellas —afirma— armadas sin sustento jurídico real. En su visión, la condena por administración fraudulenta dictada en 2018, inicialmente de cinco años y luego reducida a cuatro, no debería haber derivado en una prisión efectiva, ya que no lo responsabiliza por el accidente de Once en sí, sino por una omisión administrativa. A esto suma que, según su postura, la pena prescribió el 10 de diciembre, por lo que insiste en que la detención resulta improcedente.
En medio de este panorama, uno de los puntos centrales es el pedido para que De Vido pueda cumplir la condena en su domicilio, una chacra situada en el country Puerto Panal, en Zárate. El Tribunal Oral Federal 4 es el encargado de resolver la solicitud, que se apoya en informes médicos y en la condición de adulto mayor del exministro. Minnicelli sostiene que la situación sanitaria está acreditada, pero que, aun así, el tribunal ordenó una nueva pericia médica cuya fecha todavía no fue definida, lo que prolonga la incertidumbre.
Mientras se aguarda la decisión judicial, el exministro continúa detenido en Ezeiza bajo un régimen que su familia considera incompatible con su estado de salud. Para Minnicelli, la prioridad es garantizar un trato acorde a los estándares básicos que deberían regir para cualquier persona privada de su libertad, independientemente de su trayectoria política o mediática.
El caso, como ocurre cada vez que un exfuncionario queda bajo la lupa, genera opiniones enfrentadas. Algunos sectores sostienen que las denuncias de la familia buscan evitar el cumplimiento de la condena, mientras que otros remarcan que el Estado tiene la obligación de garantizar condiciones dignas para todos los detenidos. En ese marco, la discusión vuelve a poner en evidencia cuestionamientos recurrentes sobre el sistema penitenciario, la atención médica en cárceles y los criterios de otorgamiento de prisión domiciliaria.
Por ahora, la resolución depende del TOF 4, que deberá definir si el estado de salud del exministro justifica el traslado a su casa o si seguirá alojado en Ezeiza, donde su familia insiste en que enfrenta una situación límite. Mientras tanto, Minnicelli continúa con los trámites y reclamos formales, buscando una respuesta que considere urgente y necesaria.
Hasta que no haya una definición judicial, la escena se mantiene congelada: De Vido permanece en su celda, bajo un régimen que la familia califica de “inhumano”, y su entorno espera una decisión que podría cambiar de manera significativa el rumbo de su situación.