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POLÍTICA

Gobierno congela proyectos geopolíticos de China en Argentina tras cónclave de Alberto Fernández con Joseph Biden

Beijing pretendía vender aviones a la Fuerza Aérea, construir centrales nucleares en Buenos Aires

Gobierno congela proyectos geopolíticos de China en Argentina tras cónclave de Alberto Fernández con Joseph Biden

El cónclave a solas entre Alberto Fernández y Joseph Biden en el Salón Oval se extendió por 20 minutos. Ambos presidentes hablaron sobre la salud de Francisco -por esas horas internado en Roma-, la estabilidad institucional en América Latina, “la necesidad de consolidar una relación estratégica” entre Argentina y Estados Unidos, el impacto de la grave sequía en el cumplimiento de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las consecuencias económicas y sociales de la invasión rusa a Ucrania y la ofensiva geopolítica de China sobre el país, que causa muchísima preocupación en la Casa Blanca.

China es el enemigo global de Estados Unidos, y en Argentina impulsa iniciativas estructurales que son rechazadas por la administración Biden. El líder demócrata entiende la necesidad financiera del Banco Central que utilizar el swap de 18.500 millones de dólares que concedió Xi Jinping y comprende que no tiene sentido objetar el volumen de la relación comercial que une a los dos países.


Pero la Casa Blanca resiste que Xi solicite a Balcarce 50 que China acceda al control de la Hidrovía, ofrezca aviones Jf-17 a la Fuerza Aérea y construya centrales nucleares en la Provincia de Buenos Aires. Si eso pasara, Beijing manejaría la vía de navegación comercial más importante del Cono Sur, se convertiría en proveedor de armamentos de la Argentina y administraría una alicuota gravitante de la energía nuclear del país.

Alberto Fernández escuchó el análisis que hizo Biden sobre la agenda mundial. Coincidió sobre los costos económicos y sociales de la guerra en Ucrania, y prestó mucha atención sobre la mirada del Presidente de Estados Unidos respecto a China y su estrategia de despliegue en América Latina que se apoya en créditos blandos, obras de infraestructura -puentes, puertos, transporte y comunicaciones- y la apertura de mercados a través del proyecto de la Ruta de la Seda.

Cuando el líder demócrata hizo referencia a su intención de “consolidar una relación estratégica”, planteó tres áreas claves de producción que deberían coordinar Argentina y Estados Unidos:

1. Alimentos y proteínas

2. Energía y seguridad energética global

3. Minerales críticos

Biden no hizo una referencia específica sobre Brasil, pero al aludir a una relación estratégica fijó un contraste con el gobierno de Lula da Silva. El Presidente de Estados Unidos hizo una apuesta con Lula y lo invitó con inédita rapidez a un encuentro en el Salón Oval, pero cuando regresó Lula al Palacio del Planalto permitió que buques iraníes se apostaran en Río de Janeiro y anunció que firmaría la Ruta de la Seda durante una ceremonia oficial en Beijing.

Un dato en clave geopolítica quedó solapado durante la visita de Alberto Fernández a Washington: el mismo día que entró a la Casa Blanca, Lula debía aparecer junto a Xi suscribiendo la Ruta de la Seda. El hecho no sucedió por el estado de salud del presidente de Brasil, y la fecha elegida para la reunión entre Alberto Fernández y Biden no fue una casualidad. Estados Unidos deseaba que las dos fotos oficiales compitieran en la arena pública.


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