Sabrina del Castillo, madre de Morena Verdi —una de las jóvenes asesinadas en el triple femicidio de Florencio Varela—, declaró ante la fiscalía y aportó información que podría cambiar el rumbo de la investigación: según relató, Lara Gutiérrez, de 15 años, fue enviada por su pareja a drogar a un dealer con el objetivo de robarle droga.
El crimen, que conmovió a todo el país por su brutalidad, ocurrió en septiembre. Morena, su prima Brenda del Castillo y la adolescente Lara fueron secuestradas el día 19 y halladas cinco días después con signos de tortura. A Lara, incluso, le cortaron las yemas de los dedos. Para la madre de Morena, el crimen fue un ajuste narco en represalia por ese intento de robo, o por haber “tocado algo que no tenían que tocar”.
La mujer sostuvo que recién se animó a hablar con detalles luego de que le otorgaran una consigna policial federal. Denunció que viene recibiendo amenazas desde que empezó a pedir justicia, y que teme por su hija menor, Hanna. “Me dijeron que si no paro, también van a ir por ella”, contó ante la fiscalía.
Además, aportó datos sobre uno de los hombres que aparece con Lara en un video de seguridad registrado dos semanas antes del crimen. Lo identificó como “el Gordo Dylan”, y señaló que sería de Claypole. En esas mismas imágenes también se ve a Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, un joven peruano apuntado como autor intelectual del femicidio.
Del Castillo también habló de disputas narco en los barrios donde vive. Mencionó que en Ciudad Evita y La Tablada hubo un desplazamiento de bandas: los llamados “bolivianos del 19” habrían sido corridos por un grupo de origen peruano. La interna entre estas estructuras criminales también podría haber tenido relación con el crimen.
Otro nombre que surgió fue el del “Loco David”, o “Tarta”, señalado como responsable del tráfico en zonas como Las Antenas, en Lomas del Mirador, y la villa Palito, en San Justo. Según la madre de Morena, este hombre estuvo en la supuesta fiesta a la que las chicas creían que iban antes de desaparecer.
Este sospechoso ya había sido mencionado por uno de los detenidos, un remisero que lo habría trasladado la madrugada del 20 de septiembre desde Florencio Varela hasta la villa 1-11-14. Iba acompañado de otros dos hombres, todos cubiertos de barro y con barbijos y plásticos en las zapatillas, lo que refuerza la hipótesis de que acababan de enterrar los cuerpos.
Morena, Brenda y Lara fueron víctimas de un entramado criminal que combina narcotráfico, violencia extrema e impunidad. A pesar de las amenazas, su madre decidió hablar. Busca justicia, pero también dejar expuesto un sistema que sigue operando con total libertad en muchos barrios del conurbano bonaerense.