Carlos Costa, hermano del defensor de Boca Juniors Ayrton Costa, fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su ex pareja Agustina Belén Aguilar, una joven de 21 años y madre de sus dos hijos. La sentencia fue dictada por el Tribunal de Quilmes tras confirmar que el acusado asesinó a la víctima a golpes en el interior de su vivienda en Bernal, en octubre de 2023.
El crimen ocurrió en el marco de una discusión violenta. Según la investigación, la agresión tuvo lugar en la planta alta de la casa donde convivía la pareja, mientras otros miembros de la familia —incluido el futbolista— estaban en el piso de abajo. La autopsia confirmó que Agustina recibió una golpiza brutal y presentaba signos de defensa, lo que evidenció un ataque prolongado y despiadado.
Carlos Costa fue detenido días después del crimen, cuando aún cumplía arresto domiciliario por otra causa. Al momento del arresto, presentaba heridas en las manos y marcas en el cuello, compatibles con la escena del ataque. Fue imputado por "homicidio doblemente agravado", una figura que contempla la máxima pena al tratarse de un femicidio en contexto de violencia de género y en el marco de una relación previa.
Agustina Aguilar era madre de dos niños pequeños y vivía en una situación de vulnerabilidad que, como en muchos otros casos, no había sido denunciada. Su familia, destrozada por la pérdida, pidió justicia desde el primer momento y acompañó todo el proceso judicial.
El caso tuvo gran repercusión en medios nacionales por el lazo familiar del acusado con el mundo del fútbol, aunque la sentencia estuvo centrada exclusivamente en las pruebas contra Carlos Costa. La condena fue recibida con alivio por organizaciones feministas que exigían una respuesta clara y firme por parte de la Justicia.
La violencia de género sigue siendo una problemática grave y urgente. Cada nuevo femicidio vuelve a poner en evidencia las fallas del sistema de prevención y protección. La condena a Costa es una señal importante, pero no alcanza con castigar: es necesario actuar antes de que sea demasiado tarde.
Los hijos de Agustina quedaron a cargo de su familia materna y crecerán sin su madre, víctimas también de un hecho que podría haberse evitado. Mientras tanto, distintos colectivos se preparan para renovar los reclamos en las calles, exigiendo políticas efectivas para frenar la violencia machista en todas sus formas.