La aparición de Victoria Villarruel junto a Gildo Insfrán en un acto oficial en Formosa volvió a sacudir la interna del gobierno nacional. La vicepresidenta compartió escenario con uno de los dirigentes más críticos del presidente Javier Milei, y la foto sonriente de ambos generó malestar entre los libertarios, que interpretaron el gesto como una señal de distanciamiento dentro del oficialismo.
El encuentro tuvo lugar durante la conmemoración del Día del Héroe Formoseño, donde Villarruel llamó a “trabajar por la unidad nacional”. Su presencia sorprendió incluso a funcionarios de la Casa Rosada, ya que Insfrán es uno de los gobernadores más cuestionados por el presidente y por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien llegó a advertir sobre una posible intervención federal tras las últimas elecciones en esa provincia.
Ante las críticas, la vicepresidenta defendió su decisión en redes sociales. Recordó que como titular del Senado, “la Casa de las Provincias”, asumió el compromiso de recorrer todo el país. “Ya van 19 provincias, miles de kilómetros para estar presente en las fechas importantes de cada una”, escribió en su cuenta de X. También sostuvo que su objetivo es “construir lazos para trabajar por la unidad nacional” y destacó el afecto recibido en cada visita.
Aun así, el gesto generó divisiones entre los propios libertarios. Los sectores más duros calificaron la foto como una “provocación”, mientras que otros destacaron su “madurez institucional” y la necesidad de abrir canales de diálogo con los gobernadores.
En el norte argentino, el episodio fue leído como un intento de Villarruel por acercarse a las provincias del Norte Grande, que mantienen tensiones con la Nación por los recortes y la falta de asistencia económica. Para varios dirigentes locales, la vicepresidenta busca mostrarse como un puente entre el gobierno central y las administraciones provinciales, en contraste con el estilo confrontativo de Milei.
En el entorno presidencial evitaron comentarios, aunque reconocen las diferencias de estilo entre ambos. Mientras el presidente mantiene un discurso de choque con las provincias, Villarruel intenta marcar una agenda más federal y conciliadora.
La foto con Insfrán, más allá del protocolo, dejó en evidencia las tensiones internas del oficialismo y la estrategia cada vez más personal de la vicepresidenta, que ya visitó 19 provincias y planea completar su recorrido antes de fin de año.
Aunque desde su entorno insisten en que no hubo segundas intenciones, la imagen con uno de los gobernadores más cuestionados por Milei vuelve a ubicar a Victoria Villarruel en el centro de la escena política nacional, y alimenta las especulaciones sobre el rumbo del gobierno y las diferencias dentro del proyecto libertario.