Nuevas revelaciones han salido a la luz sobre la vida de Javier Nicolás "Chino" Saavedra en Santa Victoria Este, generando preocupación y controversia. De acuerdo con declaraciones y testimonios obtenidos por El Tribuno, Saavedra ha sido sindicado como presunto autor de graves hechos, incluido el crimen de Jimena Salas ocurrido en 2017, y un reciente caso de hurto, que ha generado una imputación en su contra.
Según consta en los expedientes que relevó un matutino salteño, en 2018 Saavedra tuvo que abandonar la casa del Centro de Atención Integral para la Inclusión (CAII) debido a un incidente con una compañera. Aunque no se radicó una denuncia formal, testigos mencionan que Saavedra se habría metido en la cama de la joven, lo que llevó a que se tomara la decisión de que abandonara la vivienda. La situación ha dejado en evidencia el cuestionado programa de acompañamiento familiar que llevaba a cabo la ONG CAII con las comunidades wichi.
El pasado de Saavedra también ha sido objeto de interrogantes por su apariencia y comportamiento. Testigos recuerdan que llegó "muy producido" a la zona, vestido de forma inapropiada para el entorno, lo que llamó la atención de quienes lo conocieron en ese entonces.
A todo esto se suma que recientemente, el fiscal de Salvador Mazza, Armando Cazón, imputó a Saavedra por el supuesto robo de dos computadoras y otros elementos a dos excompañeras. Según los informes oficiales, el hecho habría ocurrido en julio de 2019 en una vivienda de Santa Victoria Este. En un allanamiento, encontraron una tarjeta robada en la casa donde Saavedra residía, y aunque él niega haber cometido el robo, sostiene que llevó la tarjeta a una radio de la ONG para informar sobre objetos perdidos.
Además de estas acusaciones, se han mencionado situaciones inquietantes, como la presunta protección que Saavedra habría tenido de ciertas personas en la comunidad, quienes podrían haberse beneficiado de los fondos que él conseguía. También se ha relatado cómo una mujer que lo ayudó solía dormir con un cuchillo bajo el brazo por temor a posibles robos.