El Tribunal Judicial confirmó que Javier Nicolás Saavedra fue el autor material del femicidio de Jimena Beatriz Salas, ocurrido el 27 de enero de 2017 en Vaqueros. La decisión se basó en pruebas genéticas, testimonios de vecinos y pericias psicológicas que reconstruyen cómo se produjo el ataque.
Aunque Saavedra había sido sobreseído por su fallecimiento, el fallo buscó establecer su responsabilidad para reconstruir el hecho y evaluar la conducta de los demás imputados. Según los jueces, ingresó a la vivienda utilizando un ardid conocido como la "historia del perro perdido", previamente registrado en el barrio. Esa estrategia le permitió acercarse a la víctima el día del crimen.
La evidencia genética fue determinante. Peritos confirmaron coincidencias de ADN en distintos objetos y superficies de la vivienda, así como en la ropa de una de las hijas de la víctima, que estaba presente durante el ataque. Los estudios cumplieron estándares internacionales y no hubo controversias sobre la cadena de custodia.
Además, se tuvieron en cuenta testimonios de vecinos, registros de conversaciones del imputado, su búsqueda obsesiva de noticias sobre el caso y cambios de conducta posteriores al asesinato, interpretados como intentos de ocultar su responsabilidad. La pericia psicológica describió rasgos de manipulación y ausencia de empatía, coherentes con el accionar atribuido.
El Tribunal concluyó que Saavedra actuó con planificación y violencia extrema, aprovechando la vulnerabilidad de la víctima, configurando un femicidio en el marco de violencia de género. Sobre los otros imputados, se aplicó el beneficio de la duda y la fiscalía evalúa posibles recursos.
El fallo pone de relieve la importancia de la investigación científica y las pericias interdisciplinarias para esclarecer crímenes complejos, ofreciendo un cierre parcial a un caso que conmocionó a la comunidad y que demuestra que la justicia puede establecer responsabilidades aun años después de los hechos.