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Narcotráfico

Incautan 86 kilos de cocaína en tubos de GNC: dos bolivianos salieron de Cafayate y fueron detenidos rumbo a Tucumán

Gendarmería desmantela envío con sello del clan Castedo en un control vial que sacude al Valle de los Valles.

Incautan 86 kilos de cocaína en tubos de GNC: dos bolivianos salieron de Cafayate y fueron detenidos rumbo a Tucumán

En un operativo que pone en jaque las redes de narcotráfico que serpentean por las sierras salteñas, efectivos de Gendarmería Nacional incautaron este fin de semana 86 kilos de cocaína ocultos en tubos de GNC de una pick up que partía desde Cafayate hacia San Miguel de Tucumán.

 

Los dos ocupantes, de nacionalidad boliviana y vinculados como tío y sobrino, quedaron detenidos en el kilómetro 1.307 de la Ruta Nacional 40, cerca de Aguilares, en un control de seguridad vial que reveló el sello característico del clan Castedo, esa sombra que acecha desde hace años en el norte argentino.

Descubren 86 kilos de cocaína ocultas en tubos de GNC que viajaban desde Cafayate a Tucumán con el sello del clan Castedo
 

El hecho se desencadenó en plena tarde seca del sábado, cuando el Escuadrón Núcleo Aguilares paró la marcha de una Ford Ranger que avanzaba con paso lento por la recta polvorienta de la RN 40. Los gendarmes, con olfato curtido por estas rutas donde el viento del cerro lleva más que arena, notaron de entrada las respuestas evasivas de los conductores al declarar su trayecto desde el corazón vitivinícola de Cafayate. "Venimos de allá nomás, pa' Tucumán", balbucearon, pero algo no cuadraba: un olor penetrante a pintura fresca escapaba de las rejillas del aire, y los tornillos del estéreo parecían haber sido manipulados con apuro.

La inspección no se hizo esperar. Al bajar a los hombres del vehículo, los uniformados olfatearon el aire cargado y pusieron manos a la obra en la cabina, donde cada grieta contaba su historia. Pero el premio gordo estaba atrás, en la caja de la camioneta: dos cilindros de GNC que, a simple vista, parecían parte del equipaje habitual de estos caminos. Un par de golpes secos en el metal delataron lo irregular: sonidos huecos en zonas que deberían ser sólidas, y soldaduras improvisadas como "ventanas" a lo largo de los tubos, marca registrada de los camuflajes caseros que usan estas bandas para burlar los controles en la frontera norte.

 

Descubren 86 kilos de cocaína ocultas en tubos de GNC que viajaban desde Cafayate a Tucumán con el sello del clan Castedo
 

Con guantes puestos y linternas en mano, los gendarmes profundizaron el cacheo. Ahí, en las fisuras ocultas, aparecieron más de cien paquetes envueltos en plástico, de tamaños variados y con polvos blanquecinos teñidos de marrón que gritaban su origen andino. Las pruebas de Narcotest, rápidas como un rayo en la puna, confirmaron lo peor: 86 kilos y 760 gramos de cocaína pura, lista para inundar las calles tucumanas y más allá. El sello del "delfín" del clan Castedo, ese emblema que los investigadores salteños conocen de memoria, sellaba el paquete como un regalo envenenado de las rutas del contrabando.

 

Descubren 86 kilos de cocaína ocultas en tubos de GNC que viajaban desde Cafayate a Tucumán con el sello del clan Castedo
 

La justicia tucumana entró en escena de inmediato. Bajo la órbita del Juzgado Federal N° 2, se labró el decomiso total: la droga entera, un fajo de billetes en efectivo que olía a apuro y dos celulares que ahora serán diseccionados en busca de pistas digitales. Los detenidos, ambos mayores de edad, enfrentan cargos por infracción a la Ley 23.737 de Estupefacientes, esa norma que no perdona en estas provincias donde el narco se entrevera con el paisaje como el torrente en los quebradales.

Este secuestro no es un caso aislado en Salta, donde la Ruta 40 se ha convertido en arteria principal para el flujo de estupefacientes desde Bolivia hacia el cono sur. En Cafayate, tierra de torrontés y paisajes de postal, la noticia corre como reguero de pólvora entre los viñateros y los peones, recordando que bajo el sol implacable del Valle de los Valles late un submundo que amenaza con empañar la tranquilidad regional. Autoridades locales ya redoblan patrullajes, porque en estas sierras, un control como este salva más que vidas: preserva el alma de una provincia que no se rinde ante el veneno blanco.

 


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