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TRAGEDIA

Murió una joven de 19 años tras nueve días de agonía por un choque en moto en pleno centro salteño

Gabriela Guzmán viajaba como acompañante cuando la moto en la que iba impactó contra un cordón y un árbol.

Murió una joven de 19 años tras nueve días de agonía por un choque en moto en pleno centro salteño

La madrugada del 4 de agosto comenzó como una salida más entre amigas, pero terminó en tragedia. Gabriela Guzmán, de tan solo 19 años, falleció este martes en el Hospital San Bernardo luego de pasar nueve días internada en estado crítico. La joven salteña había sufrido un grave accidente de tránsito en el centro de la ciudad cuando la moto en la que se trasladaba como acompañante se estrelló en la esquina de Avenida San Martín y Córdoba, a pocas cuadras de la Terminal de Ómnibus.

El siniestro ocurrió pasadas las cinco y media de la mañana. Gabriela y su amiga, también de 19 años, circulaban en una motocicleta de 150 cc en dirección al norte, cuando por razones que aún se investigan, perdieron el control del vehículo. La moto impactó violentamente primero contra el cordón de la vereda y luego terminó incrustada en un árbol del boulevard.

Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del 911 muestran una secuencia alarmante: la moto pasó al menos dos semáforos en rojo antes del impacto. Si bien en los registros no se observa la presencia de otro vehículo en el momento del choque, algunos testigos aseguran que una segunda motocicleta habría estado involucrada y se habría retirado rápidamente del lugar. Esta hipótesis todavía no fue confirmada oficialmente y es parte de la investigación en curso.

Tras el accidente, personal del Samec asistió de inmediato a las jóvenes, que fueron trasladadas en código rojo al hospital San Bernardo. La situación de Gabriela era extremadamente delicada: presentaba politraumatismos y un traumatismo craneoencefálico severo que la dejó inconsciente desde el primer momento. Su familia mantuvo la esperanza durante nueve días, pero finalmente la joven perdió la vida a las seis de la mañana de este martes.

La conductora de la moto, en cambio, sufrió lesiones menores y fue dada de alta médica días atrás. Según los primeros informes, ninguna de las dos llevaba casco al momento del accidente, un detalle que vuelve a encender las alarmas sobre el uso de elementos de seguridad en los vehículos de dos ruedas.

Este hecho no es aislado: se suma a una preocupante estadística que viene creciendo de forma constante en la provincia. En lo que va del 2025, ya se registraron 72 muertes por siniestros viales en Salta. Más de la mitad de esas víctimas fatales se desplazaban en motocicletas, y en el 70% de los casos no llevaban casco. Una cifra que duele, pero que también refleja una problemática estructural: la falta de conciencia y responsabilidad en la conducción, especialmente entre los más jóvenes.

El caso de Gabriela es particularmente impactante por el contexto en que ocurrió: una zona céntrica, iluminada, con presencia de cámaras de seguridad y tránsito relativamente fluido. Aun así, ni eso fue suficiente para evitar un desenlace trágico. La esquina de San Martín y Córdoba, a metros de una de las arterias más transitadas de la ciudad, se convirtió en escenario de una tragedia que golpea de lleno a una familia salteña y a toda la comunidad.

Mientras tanto, los investigadores trabajan para esclarecer lo sucedido. Se analiza el recorrido previo de las jóvenes, el estado de la moto y las condiciones del pavimento. La posibilidad de que haya habido otro vehículo involucrado, como sostienen algunos testigos, no está descartada, pero por ahora no hay pruebas concretas que confirmen esa versión.

La historia de Gabriela Guzmán pone sobre la mesa, una vez más, la urgencia de reforzar las campañas de educación vial y los controles en la ciudad. No se trata solo de imponer sanciones o realizar operativos: se necesita un cambio cultural profundo que promueva la responsabilidad al momento de circular por las calles.

En muchos barrios de Salta, sobre todo entre los más jóvenes, se ha vuelto habitual ver motos circulando sin luces, con tres o más ocupantes, y sin casco. En salidas nocturnas, como fue este caso, el riesgo se multiplica. El apuro, la imprudencia, el exceso de confianza y, en algunos casos, el consumo de alcohol, forman una combinación mortal.

La noticia del fallecimiento de Gabriela conmovió a quienes la conocían. Familiares, amigos y conocidos expresaron su dolor en redes sociales, compartiendo mensajes, fotos y recuerdos de una joven alegre, con proyectos por delante, que tenía toda una vida por vivir. Su partida deja un vacío inmenso y una pregunta que se repite cada vez que ocurre una tragedia de este tipo: ¿cuántas muertes más se necesitan para tomar conciencia?

En el Hospital San Bernardo, donde Gabriela fue atendida durante sus últimos días, el personal médico volvió a destacar la gravedad de los accidentes en moto, especialmente en jóvenes que no utilizan protección. Muchos de estos casos, aseguran, podrían haberse evitado simplemente usando casco.

La ciudad de Salta, como muchas otras del país, enfrenta una crisis silenciosa que se cobra vidas todos los meses. La inseguridad vial ya no distingue edades, horarios ni zonas. Lo ocurrido con Gabriela no puede quedar solo en la estadística: debe ser un llamado de atención urgente, no solo para las autoridades, sino para todos los que compartimos las calles.

La historia de esta joven salteña es una más dentro de una problemática que no da tregua. Pero también es un símbolo del dolor evitable, del destino truncado por la imprudencia y la falta de responsabilidad. Que su muerte no sea en vano. Que sirva para despertar conciencias y exigir que se tomen medidas concretas para evitar nuevas tragedias.

Mientras la investigación continúa, Salta llora a otra víctima más del tránsito. Otra vida joven que se apaga antes de tiempo.


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