La seguridad vial en Salta atraviesa un momento crítico: durante los primeros meses de 2025, las motocicletas se consolidaron como el principal factor de riesgo en los siniestros viales de la provincia. De acuerdo con un balance realizado por autoridades locales, 129 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito, de las cuales 89 eran motociclistas.
El dato no solo refleja la vulnerabilidad de quienes se trasladan en motovehículos, sino que también evidencia la necesidad urgente de reforzar la prevención y la educación vial en toda la provincia. El subsecretario de Seguridad Vial, Francisco Fleming, advirtió que los índices actuales son preocupantes y requieren un compromiso real por parte de todos los conductores.
“La situación es compleja y demanda políticas de prevención más contundentes”, señaló Fleming, remarcando que la conducción responsable y el respeto por las normas de tránsito pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
El uso adecuado del casco, respetar los límites de velocidad y no conducir bajo los efectos del alcohol son prácticas fundamentales que, sin embargo, todavía se incumplen con frecuencia. En este sentido, las autoridades locales subrayan la obligatoriedad de circular con luces bajas encendidas en rutas y caminos provinciales, así como el correcto uso del cinturón de seguridad para todos los ocupantes de un vehículo.
Los motociclistas, especialmente, deben prestar atención a los acompañantes: las normativas vigentes establecen un máximo de dos pasajeros por moto. El incumplimiento de estas reglas no solo pone en riesgo al conductor, sino también a terceros. La combinación de velocidad excesiva, descuido y consumo de alcohol sigue siendo la principal causa de los accidentes más graves en la provincia.
Salta, con su geografía diversa que combina rutas de montaña, valles y zonas urbanas congestionadas, plantea desafíos particulares para la seguridad vial. Los especialistas destacan que las rutas provinciales y los accesos a ciudades suelen ser escenarios de accidentes graves debido a la falta de señalización adecuada y a la velocidad inmoderada de algunos conductores.
Además, la circulación de motocicletas ha aumentado significativamente en los últimos años, impulsada tanto por la demanda del transporte económico como por la popularidad de los motovehículos en la movilidad urbana. Este incremento, sin medidas preventivas más estrictas, se traduce en un mayor número de incidentes que terminan en tragedia.
El desafío para las autoridades locales es doble: por un lado, aplicar controles más estrictos en rutas y calles de la provincia; por otro, generar conciencia en la población sobre la importancia de la conducción segura. Campañas de concientización, operativos de control de alcoholemia y educación vial en escuelas y barrios son algunas de las estrategias que se están evaluando para reducir la cantidad de siniestros.
A nivel comunitario, la prevención también pasa por el compromiso de los ciudadanos. Respetar semáforos, límites de velocidad y reglas de adelantamiento no es solo una obligación legal, sino un acto de responsabilidad hacia los demás. Cada accidente prevenido representa vidas salvadas, familias intactas y menos tragedias en la ruta.
El análisis de los datos de 2025 deja en evidencia que, si bien los vehículos particulares también están involucrados en accidentes fatales, las motocicletas concentran la mayor proporción de víctimas. Esto refleja una vulnerabilidad intrínseca de los motovehículos frente a otros vehículos de mayor tamaño y la necesidad de extremar medidas de seguridad.
Fleming insistió en que la prevención es clave y que cada conductor debe asumir un rol activo. “No se trata solo de cumplir la ley, sino de comprometerse con la vida propia y la de los demás”, afirmó. En este contexto, cada norma vial tiene un objetivo claro: reducir la cantidad de accidentes y salvar vidas en las rutas salteñas.
El panorama de Salta pone de manifiesto una realidad preocupante, pero también deja espacio para la acción: campañas educativas más intensas, controles de tránsito efectivos y una cultura de respeto por la seguridad vial pueden marcar la diferencia. Las cifras de 2025 deben servir como alerta para que conductores y autoridades trabajen en conjunto, evitando que las rutas de la provincia se sigan cobrando tantas vidas.
En definitiva, el desafío es claro: motos y siniestros fatales están estrechamente ligados en el panorama vial salteño, y la única forma de cambiar esta tendencia es con prevención, responsabilidad y compromiso social. Cada casco colocado, cada cinturón abrochado y cada límite de velocidad respetado cuenta. La vida de los salteños depende, en gran medida, de estas decisiones cotidianas al volante.