El juicio por el femicidio de Nuri Klimasauskas volvió a reanudarse este martes en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, con la incorporación de nuevos testimonios que podrían resultar determinantes para esclarecer los hechos ocurridos en junio de 2022. El acusado, Gustavo García Viarengo, está imputado por homicidio doblemente calificado, en un caso que conmocionó profundamente a la comunidad del norte salteño.
La audiencia tuvo lugar en la Sala I del Tribunal de Juicio de Orán, donde los fiscales Claudia Carreras y Pablo Cabot representan al Ministerio Público Fiscal. La causa avanza con ritmo sostenido tras un cuarto intermedio, y este martes se retomaron las declaraciones testimoniales, con la comparecencia de tres personas convocadas por las partes. Se espera que sus aportes ayuden a reconstruir los momentos previos y posteriores al presunto femicidio.
La semana pasada ya habían declarado cinco de los ocho testigos previstos. Entre ellos se encuentran efectivos policiales que intervinieron apenas conocido el hecho, personal de la Unidad de Investigación UGAP —quienes trabajaron sobre los teléfonos celulares de la víctima y del acusado—, así como una psicóloga, una psiquiatra y un perito del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), quienes brindaron elementos desde la perspectiva forense y psicológica.
El proceso judicial se desarrolla bajo estrictas medidas de registro: por disposición del tribunal y a solicitud de la defensa del imputado, todas las audiencias están siendo grabadas para asegurar el resguardo completo de los testimonios y actuaciones procesales. Esta medida busca garantizar la transparencia del juicio, dado el fuerte impacto social que ha tenido el caso en toda la región.
Nuri Klimasauskas tenía 27 años. Su vida fue truncada en circunstancias aún bajo investigación, pero que según la imputación fiscal, se enmarcarían en un contexto de violencia de género persistente. Su pareja, Gustavo García Viarengo, permanece detenido desde el momento en que fue señalado como principal sospechoso del crimen. La carátula del caso —“homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género”— configura una de las figuras penales más graves dentro del Código Penal argentino, y en caso de condena, podría acarrear prisión perpetua.
La causa ha tenido un seguimiento constante por parte de colectivos feministas, organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas de femicidios en Salta, que exigen justicia y visibilización de la problemática de la violencia machista en los distintos departamentos de la provincia. Orán, al igual que otras localidades del norte salteño como Tartagal y Pichanal, presenta índices preocupantes en materia de denuncias por violencia de género, una problemática que se profundiza ante la falta de recursos adecuados y la distancia con los centros judiciales más equipados.
Aunque por decisión del tribunal se dispuso la reserva parcial del expediente para proteger la intimidad de la víctima y la familia, trascendieron algunos elementos aportados en las audiencias previas que dan cuenta de una relación conflictiva, con antecedentes de episodios de violencia verbal y física. El análisis del contenido digital de los teléfonos celulares podría ser crucial para comprobar el patrón de control y agresividad que se investiga en esta etapa del juicio.
En paralelo, el entorno familiar y afectivo de Nuri sigue exigiendo que el proceso avance con celeridad y sin dilaciones. Según dejaron entrever allegados a la joven, su muerte dejó una huella profunda no solo en su familia sino en toda la comunidad oranense, que reclama respuestas y condenas ejemplares ante estos hechos aberrantes.
Cabe recordar que Salta es una de las provincias con mayor número de femicidios en relación a su población, según los relevamientos de distintos observatorios de género. Tan solo en lo que va del año, se registraron al menos seis femicidios en territorio salteño, lo que pone nuevamente en debate la necesidad de reforzar políticas públicas de prevención, protección y asistencia integral a mujeres en situación de riesgo.
La expectativa está puesta ahora en las próximas jornadas del juicio, donde se prevé que se complete el circuito testimonial con las últimas declaraciones. Luego, será el turno de los alegatos finales, etapa en la que la fiscalía y la defensa expondrán sus argumentos de cierre ante el tribunal, que deberá dictar sentencia.
El caso de Nuri Klimasauskas se convirtió en una bandera de lucha contra la violencia de género en el norte provincial. Su nombre se suma tristemente a una larga lista de mujeres víctimas de femicidio, en una provincia que aún tiene mucho por hacer para garantizar que ninguna otra salteña sea asesinada por el solo hecho de ser mujer.