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Se te marchita el potus? No es el sol: estos errores lo están matando

Conocé las causas más comunes del deterioro y cómo podés recuperarlo sin gastar de más.

Se te marchita el potus? No es el sol: estos errores lo están matando

Aunque el potus es una de las plantas más elegidas en las casas salteñas por su fama de “fácil de cuidar”, lo cierto es que muchas veces empieza a marchitarse sin previo aviso. Hojas amarillas, caídas o sin brillo son señales de alerta que muchos pasan por alto, echándole la culpa al sol. Pero ojo: el problema suele estar en otros descuidos del día a día.

Esta planta trepadora, ideal para interiores, balcones o patios sombreados, es resistente, sí, pero no es invencible. Expertos en jardinería coinciden en que hay tres errores comunes que pueden provocar que las hojas se pongan feas y terminen cayendo.

El agua: ni mucha ni poca

El error más habitual es regarla de más. Aunque parezca que el potus necesita agua todos los días por estar “expuesto”, el exceso de riego genera pudrición en las raíces. Esto hace que las hojas se debiliten, cambien de color y se caigan. La clave es esperar a que la tierra esté completamente seca antes de volver a regar.

Si al tocar la maceta sentís que está húmeda o si sale olor feo desde la tierra, es hora de ponerle freno al agua. En estos casos, conviene sacarlo de la maceta, revisar las raíces y cortar las partes dañadas antes de replantarlo en tierra seca.

Poca luz, poco crecimiento

Otro de los grandes mitos es que el potus no necesita luz. Aunque puede sobrevivir en rincones oscuros, sin iluminación natural suficiente, la planta pierde fuerza y se descolora. Lo ideal es que esté en un lugar con luz indirecta, como una ventana orientada al este o al norte, donde no reciba sol directo pero sí claridad durante el día.

Si ves que las hojas se estiran o se achican demasiado, puede ser que esté buscando luz. En ese caso, rotá la maceta cada cierto tiempo para que reciba iluminación pareja.

Nutrientes: la clave para que se vea fuerte

Con el paso del tiempo, la tierra pierde sus nutrientes, sobre todo si no la abonás nunca. Si notás que el potus no crece o sus hojas están opacas, es posible que le esté faltando alimento.

Un fertilizante líquido cada 15 días (en primavera y verano) puede hacer la diferencia. También sirve mezclar un poco de compost o humus de lombriz con la tierra cada tanto para darle una recarga natural.

Otras causas que podés revisar

Corrientes de aire: si está muy cerca de una puerta o ventana que se abre seguido, puede recibir aire frío o caliente que lo perjudique.

Maceta chica: si las raíces ya no tienen espacio, la planta deja de crecer y puede empezar a decaer.

Plagas invisibles: pulgones, cochinillas o arañuelas también atacan al potus, sobre todo si hay mucha humedad.


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