Cristina Fernández de Kirchner volvió a hablarle a la militancia peronista en el Día de la Lealtad, con un mensaje grabado desde su domicilio en Recoleta, donde cumple prisión domiciliaria. La ex mandataria reapareció con duras críticas al presidente Javier Milei, propuestas económicas y un llamado directo a “recuperar la soberanía” frente a lo que describió como una nueva etapa de dependencia externa.
La fecha no fue casual: un 17 de octubre, cuando el peronismo conmemora su nacimiento político, Cristina eligió volver a escena y lo hizo con un mensaje cargado de referencias históricas, pero también con un fuerte contenido político actual. “Ochenta años después, es Bessent o Perón”, afirmó, en alusión al secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y a los recientes encuentros que mantuvo con el presidente Milei.
El mensaje fue claro: para la ex presidenta, el actual gobierno prioriza los intereses del exterior sobre las necesidades del pueblo argentino. “Algunos quieren volver a los tiempos donde todo se decidía en una embajada. La soberanía no se negocia”, expresó en uno de los pasajes más duros de su intervención.
En Salta, donde la crisis económica golpea con fuerza, las palabras de Cristina resonaron con particular intensidad. En barrios populares de la capital y el interior, la inflación, el desempleo y la pérdida del poder adquisitivo se sienten a diario. En ese contexto, la ex mandataria propuso una “ley de segundas oportunidades” para hogares endeudados, medidas para frenar la fuga de dólares y programas que reactiven el mercado interno.
“La situación es angustiante. No se sabe si lo peor ya pasó o si todavía no llegó”, reconoció, dando voz a un sentimiento que se repite en muchas provincias del norte argentino.
De cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre, Cristina volvió a marcar la cancha: “El 26 es Argentina o Milei”, sintetizó, en una frase que busca movilizar al peronismo y recuperar el espíritu de cuerpo que lo caracterizó históricamente. En Salta, donde el PJ atraviesa una etapa de reorganización, el mensaje pareció también dirigido a las bases y a los dirigentes que buscan reconstruir el espacio.
La ex presidenta cerró con una apelación al rol activo de la militancia y a la necesidad de mirar hacia adelante: “La historia no se repite por capricho. Lo hace cuando los pueblos olvidan por qué salieron a la calle”.
Su reaparición no pasó desapercibida. En plena campaña y en medio de un clima económico adverso, Cristina volvió a hablar, esta vez sin micrófonos ni escenario, pero con la misma intención de siempre: marcar agenda, ordenar el tablero político y reavivar el fuego de la militancia.