El Senado de la Nación atraviesa horas decisivas tras el fuerte reordenamiento político que dejó al kirchnerismo en minoría dentro de las comisiones clave. Con el respaldo del oficialismo libertario y el acompañamiento de los bloques dialoguistas, se consolidó un esquema de mayorías que permitirá avanzar desde este miércoles con el tratamiento de la reforma laboral, la ley de glaciares y, en el corto plazo, el Presupuesto 2026.
El acuerdo sellado este martes reunió a 44 de los 72 senadores y marcó un punto de inflexión en la dinámica parlamentaria de la Cámara alta. La Libertad Avanza logró articular una mayoría junto a la Unión Cívica Radical, el PRO, Provincias Unidas y representantes de espacios provinciales, lo que dejó al peronismo kirchnerista relegado en la integración de las comisiones.
Desde este miércoles, a partir de las 9 de la mañana, el Senado iniciará una intensa agenda de plenarios que se extenderá durante jueves y viernes. El objetivo es dictaminar los proyectos más relevantes impulsados por el Gobierno nacional y llegar con los textos listos a una sesión prevista para el próximo día 26.
El cronograma fue definido durante una reunión de Labor Parlamentaria realizada al mediodía, en la que los jefes de bloque terminaron de cerrar el esquema de trabajo. Allí quedó formalizado el entendimiento entre el oficialismo y los sectores dialoguistas, que acordaron repartirse la conducción y la mayoría de las comisiones estratégicas.
El reparto dejó números claros: en las comisiones integradas por 19 senadores, 13 bancas quedarán en manos del oficialismo y sus aliados, mientras que seis serán ocupadas por representantes del kirchnerismo. En aquellas comisiones de 17 miembros, la proporción será de 12 para el bloque libertario y dialoguista, y cinco para el sector K. La decisión generó malestar visible en el interbloque peronista, que perdió peso en espacios clave para el debate legislativo.
La conducción política del Senado, encabezada por la titular del bloque de La Libertad Avanza, fijó como meta un avance rápido y ordenado de los proyectos, con la intención de mostrar capacidad de gestión parlamentaria y evitar dilaciones. En ese esquema, la reforma laboral aparece como una de las iniciativas centrales, tanto por su impacto económico como por el debate político que genera.
En paralelo, comenzará el análisis de la ley de glaciares, otro tema sensible que despierta posiciones encontradas entre las distintas fuerzas políticas, especialmente por su vínculo con el desarrollo productivo, la minería y el cuidado ambiental. El tratamiento en comisión buscará destrabar un proyecto que lleva años de discusiones y modificaciones.
A este paquete legislativo se sumará el Presupuesto 2026, que actualmente se encuentra en la Cámara de Diputados y que el oficialismo pretende incorporar rápidamente a la agenda del Senado una vez que llegue con media sanción. La intención es consolidar una hoja de ruta clara que permita cerrar el año parlamentario con leyes clave aprobadas.
El reacomodamiento de fuerzas también se vio reflejado en la expectativa de sumar un voto más en la próxima sesión, lo que reforzaría aún más la mayoría oficialista y dialoguista. Ese escenario fortalece la estrategia del Gobierno en la Cámara alta y reduce el margen de maniobra del kirchnerismo para frenar o dilatar los proyectos.
El clima político en el Senado quedó marcado por la tensión tras la reunión de Labor Parlamentaria, donde el peronismo tomó nota del acuerdo sellado entre sus adversarios. La pérdida de protagonismo en las comisiones no solo limita su capacidad de incidencia técnica, sino que también condiciona su rol en los debates más sensibles.
Con este nuevo escenario, el Senado se prepara para una semana intensa, con debates largos y negociaciones cruzadas, pero con una mayoría definida que busca avanzar sin sobresaltos. La sesión del 26 aparece como el próximo gran objetivo, donde el oficialismo intentará traducir el acuerdo político en votos concretos dentro del recinto.
El avance de la reforma laboral, la ley de glaciares y el Presupuesto marcará el pulso de la agenda legislativa nacional y tendrá impacto directo en el rumbo económico y político del país en los próximos meses. Mientras tanto, el Senado entra en una etapa de alta actividad, con un mapa de poder que ya muestra ganadores y relegados.
